CANDÁS MARINERO REVISTA NUMERO 38 CANDAS MARINERO | Page 18

PASEANDO Perlora desde Aviao Otro día más, y van ni se sabe, que una vez superado el túnel de Carranques tomo el corto desvío a la izquierda. Apenas un centenar de metros te acercan a la parte baja de la punta de Aviao o del Castiello. Resuelvo subir al promontorio por un angosto sendero de pescadores cubierto de maleza, ortigas y artos. Dicen las crónicas que en el altozano estuvo emplazado un castillo o torre defensiva vinculada a la protección y defensa del antiguo puerto ballenero de Entrellusa y del resto de fondeaderos de por entonces de la costa carreñense. La visibilidad existente en el alto entre el cabo Torres y la punta la Vaca hacen del paraje el sitio propicio. Carranques desde Aviao Me entretengo apenas unos minutos disfrutando de la panorámica y retorno al encuentro del camín que me sube al barrio del Dormón. Camín de tierra, pindio, que supera en el desnivel la bóveda del primigenio túnel del Carreño que hoy hace las veces de pórtico de entrada a la senda del Tranquero. No sé porqué me atrae este repecho, quizá porque en un recodo, el único que tiene la subida y que hace una especie de vaivén, manaba un exiguo pozo de POR EL MONTE MORÍS agua cristalina filtrada del monte que yo siempre relacioné con xanas y trasgos. Digo manaba porque lo cierto es que la espesura profusa lo ha vuelto invisible, o quizá peor aún los desperfectos ocasionados, tiempo atrás, por el trajín de los camiones en la reparación de un argayo abajo en El Tranquero lo han resecado, quedando relegadas al menoscabo con su desaparición, mis quimeras de peines de plata, tesoros escondidos y travesuras de esos seres de fantasía, que por ventura disfrutamos en la mitología asturiana. el faro desde Aviao Ya arriba apenas recorro unas decenas de metros de la carretera local que une El Dormón con Monte Morís para de seguido introducirme en otro camín, en este caso rural, que entre tierras de labranza me lleva a uno de mis ‘balcones’ favoritos y creo que muy poco, por no decir casi nada, conocido entre los paseantes. Un prao. Justo en lo alto del monte, encima de la playa Morís al comienzo del Tranquero. Desde allí la panorámica es sublime: al septentrión la ciudad de vacaciones de Perlora en primer término. Es sábado, avanzado ya el mes de Junio y la actividad playera se deja notar abajo en el entorno de la playa de Carranques. Por detrás asoma Candás, parapetada la villa tras el muelle, enmarañada y caótica en su moderna construcción aunque gallarda la imagen que irradia incrustada entre la lomas de Fuxa y Piñeres, pero apenas marinera por desventura de aquellos años de expansión incontrolada. De su costado se expande hacia la mar el cabo San Antonio que acoge en su solar a la capilla del santo. 18