canciones de hielo y fuego Cancion de hielo y fuego 1 | Page 6

literatura fantástica Juego de tronos
—¿ Has hecho alguna guardia esta semana pasada , Will ? — Sí , mi señor . — No había semana en que no hiciera una docena de guardias de mierda .
¿ Adónde quería llegar con aquello ? —¿ Y cómo estaba el Muro ? — Lloraba — dijo Will con el ceño fruncido . Ahora que el joven señor lo señalaba , estaba claro —. Si el Muro lloraba , no se pudieron congelar . No hacía suficiente frío .
— Muy perspicaz — asintió Royce —. La semana pasada hemos tenido unas cuantas heladas ligeras , y algunas ráfagas de nieve , pero en ningún momento hizo tanto frío para que ocho adultos murieran congelados . Y te recuerdo que eran hombres con ropas de piel y cuero , que estaban cerca de un refugio y que sabían cómo encender una hoguera . — La sonrisa del caballero no podía ser más confiada —. Llévanos hasta ese lugar , Will . Quiero ver a los muertos con mis propios ojos . Y ya no hubo más que hablar . La orden estaba dada , y el honor los obligaba a obedecerla . Will abrió la marcha con su montura desgreñada , eligiendo cauteloso el camino entre la maleza . La noche anterior había caído una ligera nevada , y había piedras , raíces y depresiones ocultas al acecho del descuidado y el imprudente . A continuación iba Ser Waymar Royce sobre el gran corcel negro que pifiaba impaciente . Un corcel no era montura adecuada para una expedición de exploración , pero cualquiera se lo decía al joven señor . Gared cerraba la marcha . El anciano guardia iba murmurando para sus adentros mientras cabalgaba .
Caía la noche . El cielo despejado se volvió de un tono púrpura oscuro , el color de un moretón viejo , y se fue tornando negro . Empezaron a aparecer las estrellas y una media luna . Will agradeció la luz en su fuero interno . — Seguro que podemos ir a mejor paso — dijo Royce cuando la luna brilló en el cielo . — Con este caballo , no — replicó Will . El miedo lo había vuelto insolente —. ¿ Quiere mi señor abrir la marcha ? Ser Waymar Royce no se dignó a responder . En algún lugar del bosque , un lobo aulló . Will hizo que su caballo se situara bajo un viejo tamarindo nudoso , y desmontó . —¿ Por qué te detienes ? — preguntó Ser Waymar . — Mejor vamos a pie el resto del camino , mi señor . Está cerca , tras aquel risco . Royce se detuvo un instante , mirando a lo lejos con gesto reflexivo . El viento frío soplaba entre los árboles . La larga capa de marta se agitó tras él como una cosa semiviva . — Aquí falla algo — murmuró Gared . —¿ De verdad ? — dijo el joven caballero con una sonrisa desdeñosa . —¿ No lo notáis ? — preguntó Gared —. Escuchad la oscuridad . Will sí lo notaba . Llevaba cuatro años en la Guardia de la Noche , y nunca había tenido tanto miedo . ¿ Qué pasaba ? — Viento . El susurro de los árboles . Un lobo . ¿ Cuál de esos ruidos es el que asusta tanto ,
Gared ?
Al ver que Gared no respondía , Royce se bajó del caballo con gesto elegante . Ató el corcel a una rama baja , a buena distancia de los otros caballos , y desenvainó la espada larga . La empuñadura refulgía con el brillo de las piedras preciosas , y la luz de la luna parecía fluir por el acero pulido . Era un arma magnífica , forjada en Castillo ; y estaba nueva . Will pensó que nadie la había blandido jamás con ira .
— Aquí los árboles están muy juntos — avisó —. La espada se os va a enredar con las ramas , mi señor . Es mejor llevar un cuchillo .
— Cuando necesite consejos , los pediré — replicó el joven señor —. Tú quédate aquí , Gared , vigila los caballos . — Nos hará falta una hoguera . — Gared desmontó —. Yo me encargo . —¿ Eres completamente idiota , viejo ? Si hay enemigos al acecho en este bosque , lo que menos falta nos hace es una hoguera . — El fuego mantendría alejados a algunos enemigos — señaló Gared —. Osos , lobos huargo y ... y otras cosas . — Nada de hogueras . — Ser Waymar apretó los labios . La capucha de Gared le ensombrecía el rostro , pero Will advirtió que tenía un brillo duro en los ojos al mirar al caballero . Durante un momento temió que el anciano fuera a desenvainar la espada . Era un arma corta y fea , con la empuñadura descolorida por el sudor y melladuras en la hoja tras
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