CAMPEONATO DEL MUNDO ATENAS 1998
Fue Rebraca, el pívot de largos brazos y rostro serio, el que con 4 tapones, 16 puntos y 11
rebotes cerró el camino del aro a los rusos, que conformaron un equipo quizá más arriesgado que
los yugoslavos, pero que no tuvo su día en el tiro, hasta el punto que sus dos grandes artilleros,
Karassev y Babkov, se quedaron en 9 y 4 puntos respectivamente. Cierto es que el primero falló
mucho (3 de 11 en tiros de campo), pero al segundo los rivales le negaron incluso la posibilidad
de lanzar (3 tiros en 18 minutos). Al subcampeón le faltó un pívot dominante para jugar dentro-
fuera, lo que habría posibilitado un juego más variado, que en Atenas estuvo excesivamente
basado en el tiro exterior.
Yugoslavia campeón. Como en los Mundiales de Yugoslavia, Filipinas y Argentina. Campeón a base
de mucha defensa, de mucho esfuerzo. Nada que ver con el brillante y vibrante equipo de ocho
años atrás. Quizá por las ausencias, quizá por tapar las deficiencias y los estados de forma con el
que acudieron a la gran cita, Obradovic se dedicó a jugar lento en ataque y fuerte en defensa.
Sufrieron, pero les salió bien: sólo en dos de los nueve partidos que disputaron los rivales les
metieron más de 70 puntos. Lo consiguieron Rusia y Grecia… pero con prórroga. Ni un reproche
por tanto al entramado defensivo montado por los yugoslavos. Sí se podría echar en cara que con
tanto talento en sus filas no dejaran volar más la imaginación en ataque. Pero prefirieron menos
alas a mayor seguridad. Quizá porque Djordjevic no estaba bien físicamente, quizá porque el
entrenador no se fiaba mucho de la rotación interior. Sobre Bodiroga y Rebraca argumentó
Obradovic el juego ofensivo de su equipo. Entre ellos y el resto de sus compañeros, todo un mundo
en minutos y sobre todo en eficacia.
Al final fueron los mejores. A la defensa se lo debieron, aunque los aficionados no pudieran
disfrutar del espectáculo que un Mundobasket se supone que ha de ofrecer.
ALBERTO HERREROS, MAXIMO ANOTADOR
Si colectivamente a España habría que calificarla con un sobresaliente, ya que nunca perder tan
sólo dos partidos fue penado tan duro como para terminar quintos, individualmente la selección
nacional aportó el que sería mejor anotador del Mundial: el alero Alberto Herreros. Por 7 puntos
(161 a 154) superó a Arturas Karnisovas. Cuatro años antes, en Argentina, los jugadores habían
sido más generosos… claro que los resultados habían sido también más abultados. Si allí el
australiano Andrew Gaze llegó a los 23.9 puntos de media y el croata Dino Radja a los 22.4, en
Atenas Herreros alcanzó los 17.8 y el propio Gaze se quedó en 16.8. El basket había cambiado de
fisonomía.
Pero Herreros brilló en otras facetas: Fue el segundo mejor en tiros libres (94%), por detrás de
Myers (97%), y también en faltas provocadas (5.4 por partido) por las 7.1 que provocó Karnisovas.
A la hora de dar asistencias, España también estuvo representada: Nacho Rodríguez (3.2) fue el
tercer mejor pasador, por detrás del estadounidense Michael Hawkins (4.1) y el australiano Shane
Heal (4.0). Alfonso Reyes brilló bajo tableros: fue el quinto mejor reboteador (7.2), con el argentino
Fabricio Oberto como gran dominador (10.4) en este apartado.
Color español en un Mundobasket que supondría un punto de inflexión en la historia. Del equipo
español y de los campeonatos.
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FUNDACIÓN PEDRO FERRÁNDIZ