CAMPEONATO DEL MUNDO ARGENTINA 1990
LA ÚLTIMA BANDERA
Mientras en Buenos Aires los yugoslavos mostraban su indiscutible candidatura para obtener el
título, el pelotón de los torpes intentaba consolarse en Salta inmerso en un marasmo de mala
organización, nulos medios y mucha voluntad. Italia demostró que era el mejor en el “Mundial de
los desheredados” y España, que no había un equipo con tan mala relación entre sus jugadores y
el seleccionador. El Luna Park bonaerense abrió sus puertas para decidir los puestos defi nitivos.
Argentina no mejoró y cedió ante Australia en la lucha por el séptimo puesto (lejos les quedaba
aquel primer Mundial ganado en esa misma cancha): Brasil se aferró a los 44 puntos de Oscar
(máximo anotador del torneo, por supuesto) para apuntarse la victoria sobre Grecia (97-94), y el
quinto puesto; y Estados Unidos necesitó de una prorroga (107-105) y de Kenny Anderson letal
(34 puntos) para obtener una medalla de bronce que se mereció Puerto Rico.
El fin de fiesta acabó en festín yugoslavo sin que los soviéticos pasaran de interpretar el papel de
invitados, espectadores privilegiados de un cursillo acelerado de buen baloncesto impartido por los
Kukoc, Zdovc, Petrovic, Divac, y compañía. El partido quedó resuelto en el primer cuarto (44-22) y
solamente la frivolidad de Ivkovic en la reanudación provocó unos minutos de emoción (60-53),
rápidamente zanjados con el retorno de los titulares a la cancha. Yugoslavia se impuso (92-75) con
tanta autoridad que sus jugadores finalizaron rivalizando entre ellos para ver quien sería capaz de
realizar la mejor jugada.
Al finalizar el encuentro una imagen quedó grabada para el recuerdo. Técnicos y jugadores
yugoslavos se abrazaban bajo una gran bandera yugoslava. En 1991 comenzaría la guerra en los
Balcanes. Días antes, Yugoslavia había ganado el Europeo en Roma, pero el esloveno Zdovc fue
obligado a dejar la selección. A partir de entonces, la política dividirá a los miembros de un
equipo mágico.
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FUNDACIÓN PEDRO FERRÁNDIZ