CAMPEONATO DEL MUNDO YUGOSLAVIA 1970
Las ciudades elegidas para albergar las distintas fases clasificatorias representaban a buena parte de las diversas repúblicas que formaban el conjunto de Yugoslavia. Sarajevo( Bosnia), Split y Karlovac( Croacia) acogen a los tres grupos de clasificación, Skopje, capital de Macedonia, recibirá a las selecciones menos afortunadas para disputarse los puestos de consolación y Ljubljana, capital de Eslovenia, vivirá en directo la pugna por las medallas.
Tanta calma no podía presagiar nada bueno … y estallo la tormenta. La delegación yugoslava planteo al Comité Central de la FIBA una petición totalmente antirreglamentaria poniéndolo en situación muy delicada. Resulto que Ivo Daneu, el mítico jugador yugoslavo, planeaba despedirse del baloncesto profesional y decidió que no habría un mejor momento que la celebración del Mundial ante su público. Sin embargo, la presencia de un Daneu fuera de forma obligaba al seleccionador Ranko Zeravica a prescindir de alguno de los jugadores que venían actuando en el combinado nacional.
Stankovic solicito a la FIBA autorización para que, con carácter excepcional y a modo de homenaje, Daneu figurara en la selección yugoslava, pero su puesto no contara en la relación de doce jugadores. William Jones que veía con mucho agrado la marcha ascendente del baloncesto yugoslavo e impresionado por los preparativos realizados para la ocasión, no puede negarse a una solicitud que había adquirido rango de“ interés nacional” máxime cuando el propio Tito le había concedido recientemente la Orden de la Bandera de Yugoslavia con Estrellas de Oro, la mayor condecoración que otorgaba le gobierno yugoslavo a una personalidad extranjera. La FIBA accede; Daneu jugará los cinco primeros minutos del partido ante Italia y dejará su puesto al joven Plecas para no aparecer hasta el momento de saborear el titulo y la entrega de los trofeos.
ITALIA SE UNE A LOS FAVORITOS
Yugoslavia como equipo anfitrión y dado su gran potencial, parte como máximo favorito, pero mira con desconfianza a soviéticos, brasileños, estadounidenses e italianos. Estos últimos, pese a haber defraudado en el Europeo celebrado hace un año en su país, se han convertido en un enemigo durísimo, forjado con el espíritu de Dino Meneghin, su gran estrella. Encuadrados en el grupo B, con sede en Split, los italianos se imponen con autoridad a Canadá( 84-69) y Corea del Sur( 77-66) y protagonizan junto a los brasileños el duelo más igualado de los vividos hasta entonces en la máxima competición mundial. Tras dos prorrogas, Meneghin y los suyos ceden la primera plaza del grupo( 93-94)
Estados Unidos no padece para clasificarse en el grupo A con sede en Sarajevo. Cuba y Australia no les causan ningún problema y solamente Checoslovaquia plantea alguna posición aunque sin pasarse( 99-86). Pero un dato ponía a los estadounidenses bajo sospecha. En un país con tantos y tan excelentes jugadores se habían visto obligados a recurrir a los servicios de Tal Brody, jugador estadounidense de nacimiento pero nacionalizado israelí, arriesgándose así a que se impugnaran sus encuentros. Además, el equipo lo forman una extraña mezcla formado por jugadores del ejército y profesionales camuflados que se alineaban en Europa. Completaba el grupo un jovencito pelirrojo de 17 años llamado Bill Walton que haría estragos bajo los aros en los años siguientes, pero que en Yugoslavia quedo inédito.
Todas las miradas, sin embargo, estaban puestas en la Unión Soviética. Pese a que cedieron ante Yugoslavia en la lucha por la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Mexico’ 68, los soviéticos se habían tomado cumplida venganza en el Campeonato de Europa disputado un año antes en tierras italianas. Los yugoslavos confiaban en que sus buenas actuaciones ante los soviéticos se mantuvieran en su Mundial, pero no se fiaban un pelo.
46 FUNDACIÓN PEDRO FERRÁNDIZ