CAMPEONATO DEL MUNDO CHILE 1959
Los organizadores clamaban por las perdidas que iba a ocasionar una jornada de clausura
totalmente descafeinada, la mayoría de los miembros de la FIBA pedían una sanción ejemplar
para los soviéticos -y por añadidura para los búlgaros que ya habían anunciado que no se
presentarían ante Formosa esa misma tarde-, pero William Jones miraba mas lejos y trataba de
contentar a todos. No quería oír hablar de una sanción dura que apartara por unos años al
baloncesto soviético de las competiciones continentales, máxime cuando en el horizonte se
encontraban los Juegos Olímpicos de Roma 60, pero tampoco podía pasar por alto un hecho
semejante. Así que decidió que soviéticos y búlgaros fueran relegados a las dos últimas
posiciones del grupo, pero sin anular los resultados habidos. De esa forma conseguía la
continuidad en las competiciones futuras de los países comunistas y contentaba a los
organizadores dado que la última jornada recuperaba el interés al abrir las posibilidades de que
Chile fuera campeón si ganaba en la última jornada a Brasil por doce puntos.
BRASIL, ORO DEVALUADO
Mientras la expedición soviética se preparaba para regresar a su país con el convencimiento
íntimo de ser los campeones morales del torneo, la jornada de clausura presagiaba grandes
emociones con la disputa del duelo entre brasileños y chilenos. Ni que decir tiene que el Estadio
Nacional de Santiago presentaba una gran entrada de más de 30.000 espectadores que
esperaban el milagro de una rotunda victoria de su equipo que le diera el oro.
El conjunto brasileño, en el que Wlamir Marques y Amaury Pasos ya habían adquirido la
experiencia que les faltó en el anterior Mundial disputado en su país, era muy superior a los
chilenos. Pese a que fueron derrotados por los soviéticos en las jornadas precedentes, su victoria
ante Estados Unidos (81-67), nada más producirse la incomparecencia de la Unión Soviética ante
Formosa, les había dado merecidamente la medalla de plata. Ahora se encontraban con la
ocasión de mejorar su clasificación y no estaban dispuestos a dejar pasar la oportunidad.
Eran superiores a los chilenos y los sabían, pero querían huir de cualquier tipo de confianza,
la experiencia de los Mundiales de fútbol y baloncesto perdidos ante su público en un pasado
todavía reciente habían dejado huella.
Los brasileños no dejaron siquiera que los chilenos soñaran con acariciar el oro. Desde el primer
instante impusieron su juego alegre y atlético abriendo una profunda brecha en el marcador.
Wlamir Marques (17 puntos) y Amaury Pasos (16), bien acompañados por el capitán Zenny de
Acevedo (8) y por Pedro Fonseca (11), se mostraron imparables. Los 16 puntos de ventaja que
señalaba el marcador al final de la primera parte (37-21) parecían definitivos, sin que una tímida
reacción chilena al comienzo de la segunda parte de la mano de Luis Salvadores (15 puntos)
pusiera en peligro el triunfo brasileño. El resultado final (73-49) es un fiel reflejo de la solidez de
un conjunto brasileño que ganó su primer Mundial cuando las circunstancias le eran mas
adversas y pocas horas después de que celebrara con júbilo la plata que su victoria ante Estados
Unidos le otorgaba.
La derrota ante Brasil relegó a Chile, entrenado por el norteamericano Kenneth Davidson, a la
tercera plaza pese a que solo ganó dos de sus seis partidos (ante Puerto Rico y Formosa),
mientras que Estados Unidos, vapuleado por la Unión soviética y Brasil, se hacía con la medalla
de plata, lo que en nada puede hacer olvidar que ese equipo fue uno de los más flojos de su
historial en competiciones internacionales. Su nombre más importante era Jerome Vaida, uno de
los mejores anotadores del certamen.
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FUNDACIÓN PEDRO FERRÁNDIZ