Caminando hacia el futuro | Page 11

El enojo genera la cantidad de energía necesaria para acometer acciones vigorosas. Existe un aumento del flujo sanguíneo a las manos, haciendo más facil empuñarla o golpear algo, aumenta el ritmo cardiaco y la adrenalina.

En el caso del miedo, existe palidez en el rostro debido a que la sangre se retira generando una sensación de frío. La atención se fija en la amenaza inmediata con el fin de evaluar la respuesta más apropiada.

Ante la felicidad en este caso no existe un cambio fisiológico especial salvo en proporcionar una sensación de tranquilidad que hace que el cuerpo se recupere más rápidamente de aquellas emociones perturbadoras. Esta condicion proporciona al cuerpo un reposo, un entusiasmo y una disponibilidad para afrontar cualquier tarea que se esté llevando a cabo.

El amor, genera sentimientos de ternura y satisfacción, genera una respuesta de relajación, da lugar a un estado de calma y satisfacción que favorece la convivencia. Nuestros gestos faciales son más relajados, es presente en los ojos una forma de mirar más profunda ante todo aquello que rodea al sujeto.

Por último, la tristeza consiste en ayudarnos a asimilar una pérdida irreparable, provoca la disminución de energía y del entusiasmo en las actividades que puedan generar diversión o placeres. Nos genera una acción de llanto.

María Sarahí ponce de león cisneros