El comercio electrónico en México es un mar indómito que invita a ser explorado. A pesar de que muchos usuarios de internet están comprando en línea, no lo están haciendo en portales mexicanos, no porque no quieran, sino porque la apuesta sigue siendo todavía limitada. Es tiempo de dejar las ideas preconcebidas a un lado.
La llamada está ahí. Es un sector sumamente rentable que está en crecimiento y que presenta ventajas operativas. Además, tiene clientes potenciales, está ávido de novedades y listo para aceptar nuevas propuestas.
No todos los segmentos de mercado presentan tantas razones de seducción. Hay ventanas de oportunidad que se abren y no deben ser desperdiciadas. Como dice el graffiti frente a las oficinas de Yahoo!: “Lo que sucede en la red es real”. El comercio electrónico es una alternativa real.
Lo cierto es que estos tres rubros tan populares en los corazones de los emprendedores mexicanos también tienen cabida dentro del comercio electrónico. Cualquier proyecto que ofrezca un buen catálogo en línea puede economizar en insumos, costos y gastos, y vender.
Hay sectores que no necesitan crecer físicamente, sino aplicaciones móviles que mejoren el servicio, que agilicen la transacción de compraventa, que genere intercambio de información y genere cadenas de valor. Pero en México existe la creencia de que el comercio en línea es de a mentiritas. Hay un prejuicio que hace creer que un negocio virtual no es real y vaya que lo es.
Tanto es así que la Organización Mundial del Comercio reconoce, desde 1998, la influencia y expansión del comercio electrónico a nivel mundial. Por ello emitió la Declaración sobre el Comercio Electrónico Mundial, por medio de la cual se llevan a cabo exámenes periódicos del programa de vigilancia de los diversos países miembros sobre el trato y el marco jurídico de estas operaciones. La intención de la OMC es impulsar las transacciones de comercio electrónico y promueve no imponer derechos de aduana a las transmisiones electrónicas.