BRUJULA TEOLOGICA OCTUBRE 2016 | Seite 3

La ley y la gracia son como el agua y el aceite.

Por Jairo Camayo. Ministro competente del Nuevo

Pacto. Consultor y Coach en Desarrollo Humano

Integral. 40 años de experiencia.

Para los creyentes en Cristo, este tema es de vital

importancia, a fin de poder vivir una vida plena y

de victoria.

Lograr comprender que no se puede mezclar gracia con ley es el primer paso. Eso es lo que Pablo enseñó en Gal. 5:9 “un poco de levadura, leuda toda la masa” Pablo enseñó contundentemente, escribiendo a los Romanos: Si es por gracia, ya no es por obras (ley) de otra manera la gracia, no sería gracia. Y si por obras, ya no es por gracia, de otra manera la obra ya no es obra. Rm. 11:6.

La ley cumplió su propósito de revelar en nosotros la imperfección y nuestra esclavitud en el conocimiento del bien y del mal. Yo no codiciaría, ni tendría ningún comportamiento inmoral, si la ley no dijera, no codiciarás. ¿Qué diremos, pues? ¿La LEY es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la LEY; porque tampoco conociera la codicia, si la LEY no DIJERA: No codiciarás. Rm. 7:7

Si el Espíritu nos ilumina y comprendemos las declaraciones de Pablo, entramos en el máximo terreno de la libertad. Rm. 7:4 Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. Rm 7:6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra. Cuando puedes creer estas poderosas declaraciones paulinas, te liberas del poder del conocimiento del bien y del mal y de tu constante imperfección que te impide agradar a Dios.

Creo que Ef. 2:8 se ha leído y predicado tantas veces, desde que Lutero recibió la revelación de la Gracia de Dios, que ha perdido su esencia.