BRUJULA TEOLOGICA MARZO 2017 | Page 25

al diseño de la música y a la esencia de la poesía. De igual forma, la vida misma y en especial la de la mujer, no puede existir sin su silencio sabio, obediencia voluntaria y sujeción sosegada. Estos son principios, aspectos característicos ontológicos de su esencia, desafíos de su llamado, método para servir y pecados que deben ser denunciados.

Si usted como mujer no comprende que su Palabra es verdad y sus desafíos no son opciones sino ordenes, está en serios problemas. Si no guarda silencio en su presencia, se sujeta a sus normas y obedece su voluntad, está avocada a las más tristes realidades de dolor y sufrimiento prolongado. ¡No actúe cual Eva en el Edén! ¡Toma la actitud de María! Recibe son silente meditación su voluntad y reacciona con el lenguaje de la obediencia, el lienzo del silencio y el estandarte de la sujeción. Estos símbolos encarnados, expresan el evangelio en su vida y testifican de Cristo y su piedad en el corazón.

De lo contrario, será como una mujer impía, que dice: “Yo creo, pero no me dejo”. “Yo acepto, pero tengo la palabra”. “Yo espero en Cristo, pero tengo el control”. Estas acciones con contradictorias y negadoras del evangelio. Si esa es su actitud, déjanos decirle que no ha nacido de nuevo. Si reacciona resistentemente a su deber ontológico, a su llamado divino y a su nueva relación en Cristo, es probable que no sea regenerada. Si es así, arrepiéntete y suplica gracia al Señor. Si, por el contrario, es una hija de Dios y batalla en su corazón con estos principios y desafíos, déjanos decirle que debe confiar en el Señor. ¡Deposita en Él, sus cargas! No use la justificación intuitiva y la evasión emocional como suelen hacer algunas mujeres. Albérgate en sus manos tiernas y reconoce su mal proceder. Confiesa su pecado y no te escudes en tus gustos, anhelos ni en las ideologías de turno. ¡Mira al Señor y vive para Él!

Aprende en silencio el lenguaje de la sabiduría. Obedece y confía en su voluntad. Sujétate de su mano y aprende de su corazón de padre y hallarás descanso a su hastiada alma y a sus emociones insatisfechas. Recuerda que quien le va a realizar es el Señor, no la vida misma o un hombre. Encontrará paz abundante sólo en su presencia y en el aposento silencioso de la oración. Para ya de argumentos, usa el lienzo del silencio y escribe palabras de sabiduría. Derrama su corazón ante el Señor y verá como su gracia es elocuente y le deja sin palabras. ¡Que el Señor le ayude y sea de luz a las mujeres y dé esperanza a su vida y edificación a su hogar! ¡Que su esposo inconverso al leer en su vida el discurso del evangelio, contemple la obra de arte de Cristo, vea su salvación y prorrumpa en adoración al que todo lo puede! Bendiciones y hay esperanza en Cristo Jesús. Sólo Él le permitirá a usted y los suyos, vivir quieta y reposadamente para su gloria (1 Tm. 2:2).

Reflexión pastoral

Pastor Ismael Quintero Rojas