contraste con el mundo moderno, la llevó a convertirse a Jehová de los ejércitos y a dejar su tierra y sus costumbres. La famosa historia del amor, simbolizada por un zapato, se desarrolla, precisamente, alrededor de Rut. Su belleza tanto física como espiritual cautivaron el corazón de Booz, quien la reclamó, precisamente bajo la ley del levirato. Siempre se ha dibujado a Rut como una mujer de rostro hermoso. Ese amor hacía su suegra, Noemí, al pueblo de Israel y hacía Booz la llevaron a ser parte de la línea genealógica del Señor Jesucristo.
La biblia y la vida están llenas de historias en las que el papel protagónico de la mujer, especialmente cuando está de por medio el amor, es muy especial. Podríamos llenar y llenar páginas mencionado nombres. Basta con nombrar a María, esposa de José el carpintero; Eunice y Loida tan influyentes en la vida de Timoteo; Tabita, a quien llamaron Dorcas y su entrega por la obra del Señor; Débora, Ana la madre de Samuel, en fin en la biblia tenemos ejemplos por montones. En la vida podríamos citar a Susana la madre de Juan y Carlos Wesley; Catalina e Alejandría, Juana de Arco, Gabriela Mistral, Violeta Parra y otra vez la lista no acabaría.
Desde Eva, hasta nuestros días, la mujer es protagónica en la historia de la humanidad. Ya sea por su altruismo, por su amor, pos su dedicación, por su inteligencia y sabiduría pero siempre estará presente en nuestras vidas. La vida humana no sería posible sin la mujer (bueno, sin el hombre tampoco). Ella ha sido el objeto de la poesía, de la novela, el romance, el cine, la política y, desde luego, la religión. Por eso pensar que dos celebraciones al año reconocen su presencia entre nosotros es utópico. Debemos reconocerlas, amarlas, protegerlas, empoderarlas, ayudarlas y celebrarlas todos los días.
VICTOR MANUEL BUITRAGO
Pastor. Director