ISMAEL QUINTERO
Pastor, Bogotá
Iglesia Presbiteriana
“Y pondré mi morada en medio de vosotros, y mi alma no os abominará; 12 y andaré entre vosotros, y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo” (Lv. 26:11-12).
INTRODUCCIÓN
Con frecuencia nos sentimos solos y angustiados. En momentos así, tenemos la necesidad de apoyarnos en alguien superior. Además, muchas personas en situaciones adversas y apremiantes reaccionan de maneras no adecuadas.
maneras no adecuadas. Otras, optan por quedarse quietas y no tomar decisiones. Sin embargo, las dos actitudes traen sus consecuencias. La quietud es falta de responsabilidad ante los problemas. La rapidez con la cual tomamos decisiones en situaciones hostiles también es equivocada. Por tanto, necesitamos de forma urgente ayuda fuera de nosotros, para resolver y afrontar los desafíos diarios. Pero Dios en la escritura nos da la provisión adecuada para entender y resolver los retos que se nos presentan. Por esto, necesitamos creer en su palabra y confiar nuestra vida en sus promesas.
“Emanuel: Dios con nosotros” es una de las expresiones más interesantes en la escritura, relacionadas con Cristo y su propósito redentor. Es quizás de las verdades más hermosas y significativas que podemos encontrar en el evangelio. Además de ser una gran expresión profética, mesiánica y evangélica; es una de las frases más enternecedoras y llamativas de la palabra. Una de las expresiones que evocan, casi de forma inmediata el nacimiento del Señor o lo que se ha llamado: “la navidad”. Entonces, escuchar “Emanuel: Dios con nosotros” es casi como oír decir: “feliz navidad”.
No obstante, consideramos que la expresión: “Emanuel: Dios con nosotros” tiene un valor teológico, redentivo y pastoral mucho más allá de en episodio histórico y de un evento comercial, como la tan celebrada “navidad”. Si bien es cierto, la frase esta directamente asociada a la encarnación y anunciación del nacimiento de Jesús el Hijo de Dios, su amplio espectro, es mucho más profundo y trascendente que esta reducida visión. Pretender asociarla con un sólo mes del año y un sólo evento histórico, no es adecuado, justo, ni digno de perpetuar.