BRUJULA TEOLOGICA ABRIL 2017 | Page 3

CARLOS JIMENEZ

Pastor, Maestro, Apóstol

Consejero, Amigo, Escritor

Ministro del Dios Altisimo

El Señor Jesús había hecho un milagro creativo: Los panes y los peces se habían multiplicado para darle de comer a unas veinte mil personas aproximadamente. Como resultado de ese milagro mucha gente lo había comenzado a seguir, lo siguieron porque pensaron que Jesús supliría sus necesidades milagrosamente, así como había multiplicado los panes y los peces.

El Señor Jesús cambió el mensaje, comenzó a predicar una palabra más dura, les confrontó sobre sus motivaciones para seguirle y en la medida que Jesús predicaba y les confrontaba, muchos que le estaban siguiendo se alejaban; es semejante a un pastor que predica esto y en la medida que lo hace, la gente se va de la iglesia, hasta que sólo quede con su equipo ministerial.

Muchos dejaron de seguirle después de la confrontación, pero había llegado el momento de confrontar a los más cercanos, su equipo ministerial, sus doce discípulos y les preguntó ¿También ustedes quieren marcharse? Jesús quería descubrir la motivación de los doce para estar con él. Pedro, osado como siempre y esta vez muy acertado, contestó: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”

Pedro reconoció que no había más opciones, reconoció que Jesús era su única y su mejor opción. Pedro descubrió que la motivación de su corazón para seguirle no era una necesidad suplida, un milagro, obtener reconocimiento o una profunda amistad. Pedro descubrió que su mayor motivación era Jesús mismo y su palabra. Pedro comprendió que mientras Jesús estuviera con él siempre tendría una palabra que lo gobernara y que lo dirigiera, esa era su prioridad, pasar tiempo de calidad con el maestro y escuchar su palabra.