BRUJULA CIUDADANA Rutas para transitar hacia la justicia | Page 10

Brújula Ciudadana 103 8 ánimo social, de quienes son los más afectados por esta realidad, el imperativo del cambio frente a cualquier posibilidad de continuidad o simulación. Del otro lado, emerge un nuevo actor social que va ganando fuerza, capacidad y legitimidad en su trayectoria para convertirse en un sujeto primordial de este momento histórico para exigir verdad, justicia: las víctimas de la violencia. Ha sido un camino largo, complejo y dolo- roso. Tuvieron que partir desde el estigma y la criminalización que el Estado, los medios y la propia sociedad les impuso durante los primeros años en que no se reconocía la dimensión y gravedad de la violencia. Fue inicialmente con el trabajo de los centros de derechos humanos del norte, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, el sur- gimiento del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y la irrupción de la Ca- ravana del Consuelo y luego los diálogos con el gobierno, el ataque y desaparición de los jóvenes de Ayotzinapa, la caravana de madres centroamericanas en busca de sus hijos migrantes, los encuentros nacio- nales contra la desaparición forzada y otros esfuerzos que lograron cambiar el lugar de las víctimas en el escenario nacional y fortalecer significativamente su capacidad de exigencia. En la sociedad, la particularidad en la identi- ficación y solidaridad con víctimas inocentes como un poeta de clase media ilustrada en Cuernavaca; jóvenes estudiantes, futuros maestros del mundo rural; madres buscan- do a sus hijos, y en esa empatía, el miedo de que esta barbarie nos alcance a todos. Se dejó de lado el juicio sobre las víctimas devolviéndoles rostro, identidad, dignidad y un marco de derechos para exigir memoria, verdad, justicia y reparación. Con la Ley General de Víctimas, éstas se con- virtieron en sujetos poseedores de derechos específicos, construyendo así una identidad social colectiva que generó una inflexión en la estructura del conflicto. Muchas de ellas constituyeron colectivos de familiares de personas desaparecidas, son más de 60 organizaciones en 20 esta- dos del país. Constituyeron en 2015, en torno a la posibilidad de tener un marco jurídico e institucional para hacer frente a