BRUJULA CIUDADANA Respuestas humanitarias, ni muros ni promesas | Page 24
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y el abuso psicológico y emocional en las
redes sociales, han contribuido a la polari-
zación ideológica y partidista y también han
permeado la nueva narrativa antiinmigrante
en algunas esferas de la sociedad norteame-
ricana. Cuando estos mensajes racistas e
inhumanos se amplifican, se hace más difícil
recordar que una de cada 30 personas en el
mundo es migrante y que la migración es un
detonador del crecimiento y el emprendi-
miento, tanto en los países de acogida como
en los países de tránsito y de origen. Tratar
de poner barreras al derecho a la movilidad
humana no soluciona nada. Por el contra-
rio, puede convertirse en una represa que
de un momento a otro desborde sus aguas
llevando caos y desesperación a un proceso
natural que debería ser fluido y organizado.
Mientras siga habiendo pobreza, violencia y
desesperanza, seguiremos viendo caravanas
de migrantes en busca de mejores oportuni-
dades. Hay que recordar que los migrantes
de los países del TNCA vienen huyendo de
una de las regiones del mundo con el mayor
número de homicidios y violencia sexual y
de género fuera de zonas de guerra.
Lo Feo: el viacrucis no termina en la
frontera
Las características demográficas de los mi-
grantes que cruzan la frontera México-EUA
ha ido cambiando sustancialmente en los
últimos años. A partir de 2015, los migran-
tes del TNCA representaron el 53% de las
aprehensiones por parte de la patrulla fron-
teriza en la frontera con México, rebasando
por mucho a la población indocumentada de
origen mexicano (El Colegio de la Frontera
Norte, 2018). Asimismo, las aprehensiones
de niños cruzando solos, o de unidades fa-
miliares - niños menores de 18 años viajando
con un padre o familiar- son más comunes. En
2018, alrededor de 161,000 grupos familiares
arribaron a la frontera, de acuerdo a datos
de la Agencia de Aduanas y Protección Fron-
teriza (U.S. Customs and Border Protection,
2018). Dos terceras partes de las personas
detenidas en diciembre eran menores de
edad. Esto ha significado un gran reto para las
autoridades fronterizas que no cuentan con
suficiente personal preparado ni instalacio-
nes adecuadas para recibir a esta población.
Las consecuencias son fatales, tal y como se
demostró con los dos niños migrantes de
Guatemala que murieron mientras estaban
bajo la custodia de dicha Agencia Fronteriza.
En abril de 2018, el gobierno de EUA im-
plementó la “Política de Cero Tolerancia”
orientada a separar a los niños de sus padres
si cruzaban la frontera de manera indocu-
mentada. Como consecuencia, más de 2,600
niños fueron separados en tan solo dos me-
ses (Mittelstadt, 2018). Posteriormente, una