BRUJULA CIUDADANA Respuestas humanitarias, ni muros ni promesas | Page 22
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un grupo de gente a los Estados Unidos, no
lo pensé dos veces y nos fuimos con mi es-
posa y mis dos hijos, de 11 y de 14 años... Yo
quiero que mis hijos estudien y sean gente de
bien” (Testimonio obtenido por las autoras,
Tijuana, enero 2019).
El acto de migrar es tan antiguo
como la historia de la humanidad.
Es el motor en mucho de la
evolución humana y generalmente
se ha hecho de manera grupal.
En este sentido, el fenómeno de
las caravanas no es algo nuevo.
Sin embargo, la reciente caravana
que salió de San Pedro Sula
(Honduras) el 12 de octubre del
2018 con 160 personas y que
arribó a Tijuana a finales de
noviembre del 2018 con más de 6
mil personas, se hizo famosa no
solo por su magnitud, sino por el
despliegue que ha generado en los
medios de comunicación, en las
redes sociales y por las reacciones
polarizadas en diversos grupos
sociales y políticos.
Lo Bueno: la respuesta solidaria
“Lo Bueno, lo Malo y lo Feo” son los tres
adjetivos utilizados en la película de Sergio
Leone y protagonizada por Clint Eastwood,
que metafóricamente aplican al momento
que se vive en la frontera México-EUA.
Concretamente en la región de Tijuana-San
Diego a donde han llegado la mayoría de los
integrantes de la caravana migrante, luego de
recorrer más de 4 mil kilómetros, a veces a
pie, a veces en autobús, a veces en tren y a
veces en los espacios ofrecidos por particu-
lares en sus vehículos.
La resiliencia y la adhesión que han ganado
los integrantes de la caravana es una lección
para la humanidad, como lo es la concordia
(con-corazón) de miles de personas que se
ha solidarizado mediante donaciones, mar-
chas fraternas y trabajo voluntario, dando
abrigo y esperanza a los migrantes. “Me faltan
palabras para decir lo agradecida que estoy
con todos”, expresa Yamileth, una joven
migrante guatemalteca, mientras abraza a
su niña. “Tanto en México como en los Es-
tados Unidos hemos encontrado personas
que nos han ayudado. Ha sido un viaje muy
duro, pero gracias a Dios estamos a salvo
y esperamos poder quedarnos aquí en los
Estados Unidos” (Testimonio obtenido por
las autoras, San Diego, enero 2019).