BRUJULA CIUDADANA Las redes de la corrupción | Page 40

Brújula Ciudadana 88 38 En contraste con el lento desarrollo institu- cional y legal, las redes de corrupción y las redes de corrupción criminales tienen un acceso ilimitado de recursos, gozan de mucha más flexibilidad y capacidad de reorganiza- ción. A la intimidación y la violencia se han sumado al repertorio de recursos utilizados por dichas redes desafiando abiertamente al poder legítimo del Estado. Con este desba- lance de poder, se puede anunciar el rezago de cualquier estrategia de lucha contra la corrupción, salvo que la estrategia implique una alianza social interna sólida y coaliciones internacionales para intercambio y coope- ración, como la CICIG, que ha tenido éxito identificando y procesando determinadas estructuras, pero sin una contraparte del Es- tado esos logros se desvanecen y revierten. 32 32 Dos ejemplos en 2014 fueron la captura de parte de una organización criminal en Izabal dirigida por Haroldo Mendoza, de la familia Mendoza involucrada desde hace décadas en narcotráfico, que se dedicaba a extorsionar hacendados y poblaciones. “Cuando ocurrió la captura –me dijo el comisionado de la Cicig, Iván Velásquez- la gente de los poblados nos llamaba llorando de la emoción y agradecida; pero tres días después llamaba llorando del miedo: los matones llegaban a las comunidades a amenazar a todo aquel que se atreviese a declarar en un juicio en contra de sus jefes.” Evidentemente hizo falta la presencia del Estado para asegurar la tranquilidad de las poblaciones. Algo semejante ocurrió con la recaptura y aislamiento de Byron Lima, un ex capitán del Ejército condenado por el asesinato del obispo Juan Gerardi en 1998 y que, con la complicidad de las autoridades carcelarias en varios gobiernos, se había hecho dueño y amo de las cárceles, en particular Pavoncito. El aislamiento de Lima daba la oportunidad a las autoridades para recuperar el control de los presidios, pero no ocurrió y, en cambio, fueron otras estructuras criminales las que siguieron gobernando el sistema penitenciario. La experiencia muestra que el combate eficiente a la corrupción demanda un enfoque integral que tome en cuenta a los actores de éstas redes que operan dentro y fuera del Estado, y que durante décadas han demostrado capacidades suficientes para moldear la gestión pública a sus intereses. El desmantelamiento de las redes de corrupción y las redes de corrupción criminales requiere condiciones previas y la generación de una estrategia que supera cualquier plan gubernamental de cuatro años.