BRUJULA CIUDADANA Las redes de la corrupción | Page 40
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En contraste con el lento desarrollo institu-
cional y legal, las redes de corrupción y las
redes de corrupción criminales tienen un
acceso ilimitado de recursos, gozan de mucha
más flexibilidad y capacidad de reorganiza-
ción. A la intimidación y la violencia se han
sumado al repertorio de recursos utilizados
por dichas redes desafiando abiertamente al
poder legítimo del Estado. Con este desba-
lance de poder, se puede anunciar el rezago
de cualquier estrategia de lucha contra la
corrupción, salvo que la estrategia implique
una alianza social interna sólida y coaliciones
internacionales para intercambio y coope-
ración, como la CICIG, que ha tenido éxito
identificando y procesando determinadas
estructuras, pero sin una contraparte del Es-
tado esos logros se desvanecen y revierten. 32
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Dos ejemplos en 2014 fueron la captura de parte
de una organización criminal en Izabal dirigida por
Haroldo Mendoza, de la familia Mendoza involucrada
desde hace décadas en narcotráfico, que se dedicaba
a extorsionar hacendados y poblaciones. “Cuando
ocurrió la captura –me dijo el comisionado de la
Cicig, Iván Velásquez- la gente de los poblados nos
llamaba llorando de la emoción y agradecida; pero
tres días después llamaba llorando del miedo: los
matones llegaban a las comunidades a amenazar a
todo aquel que se atreviese a declarar en un juicio
en contra de sus jefes.” Evidentemente hizo falta la
presencia del Estado para asegurar la tranquilidad
de las poblaciones. Algo semejante ocurrió con la
recaptura y aislamiento de Byron Lima, un ex capitán
del Ejército condenado por el asesinato del obispo
Juan Gerardi en 1998 y que, con la complicidad de las
autoridades carcelarias en varios gobiernos, se había
hecho dueño y amo de las cárceles, en particular
Pavoncito. El aislamiento de Lima daba la oportunidad
a las autoridades para recuperar el control de los
presidios, pero no ocurrió y, en cambio, fueron otras
estructuras criminales las que siguieron gobernando el
sistema penitenciario.
La experiencia muestra que el combate eficiente a la
corrupción demanda un enfoque integral que tome en
cuenta a los actores de éstas redes que operan dentro y
fuera del Estado, y que durante décadas han demostrado
capacidades suficientes para moldear la gestión pública
a sus intereses. El desmantelamiento de las redes de
corrupción y las redes de corrupción criminales requiere
condiciones previas y la generación de una estrategia que
supera cualquier plan gubernamental de cuatro años.