BRUJULA CIUDADANA La reconstrucción en un marco de solidaridad | Page 69

3. C rónicas sobre jóvenes y brigadistas 67 debemos hacer. Aprendimos que nuestras salidas de emergencia son grandes mentiras con letreros verdes, que sí son trampas mor- tales: tenemos la obligación de rediseñarlas, cambiarlas y hacerlas efectivas…antes de que se ahogue el niño… Aprendimos a valorar lo más importante y dejar atrás aquello que no lo es: dejamos bolsas, computadoras, documentos y solamente corrimos… el ob- jeto más preciado era el teléfono para poder comunicarnos y decir que estábamos bien. Primeros lazos de solidaridad: rolaron los pocos celulares entre manos desconocidas, aquellos que no se quedaron en las mochi- las o las mesas, para mandar mensajes, no desapareció ninguno: la tecnología que nos ha esclavizado mostró su otra cara, también fue liberadora. Pero sobre todo aprendimos que en realidad, ante la emergencia, hay poco que hacer. Nuestra naturaleza nos domina y el miedo, la adrenalina, alimenta nuestro instinto: chalecos y silbatos llegaron tarde, tan tarde como todos nosotros, ante el des- concierto ante una infalible alarma que sonó tarde… primeras preguntas que cayeron con la tarde mientras caminamos, para llegar muy tarde, a nuestras casas… Pesadillas que hemos visto en las películas, éxodos angus- tiosos por las calles para encontrarnos, tal vez, con la nada. Primeros gestos que nos recuerdan qué sig- nifica ser humanos: valientes jóvenes, semáfo- ros humanos, dirigiendo una ciudad colapsada y ahogada en el tránsito, regalando agua a caminantes sedientos, ayudando a perso-