BRUJULA CIUDADANA La reconstrucción en un marco de solidaridad | Page 69
3. C rónicas
sobre jóvenes y brigadistas
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debemos hacer. Aprendimos que nuestras
salidas de emergencia son grandes mentiras
con letreros verdes, que sí son trampas mor-
tales: tenemos la obligación de rediseñarlas,
cambiarlas y hacerlas efectivas…antes de que
se ahogue el niño… Aprendimos a valorar
lo más importante y dejar atrás aquello que
no lo es: dejamos bolsas, computadoras,
documentos y solamente corrimos… el ob-
jeto más preciado era el teléfono para poder
comunicarnos y decir que estábamos bien.
Primeros lazos de solidaridad: rolaron los
pocos celulares entre manos desconocidas,
aquellos que no se quedaron en las mochi-
las o las mesas, para mandar mensajes, no
desapareció ninguno: la tecnología que nos
ha esclavizado mostró su otra cara, también
fue liberadora. Pero sobre todo aprendimos
que en realidad, ante la emergencia, hay poco
que hacer. Nuestra naturaleza nos domina
y el miedo, la adrenalina, alimenta nuestro
instinto: chalecos y silbatos llegaron tarde,
tan tarde como todos nosotros, ante el des-
concierto ante una infalible alarma que sonó
tarde… primeras preguntas que cayeron
con la tarde mientras caminamos, para llegar
muy tarde, a nuestras casas… Pesadillas que
hemos visto en las películas, éxodos angus-
tiosos por las calles para encontrarnos, tal
vez, con la nada.
Primeros gestos que nos recuerdan qué sig-
nifica ser humanos: valientes jóvenes, semáfo-
ros humanos, dirigiendo una ciudad colapsada
y ahogada en el tránsito, regalando agua a
caminantes sedientos, ayudando a perso-