BRUJULA CIUDADANA El TLC más allá de las mesas de renegociación | Page 40
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que esté ligada al comercio transfronterizo y que una o algunas compañías
estadounidenses (o canadienses) consideren que esto va en detrimento de
sus propios cotos de mercado. Diseñados de tal manera, los capítulos labo-
rales y ambientales –independientemente de la bondad y pertinencia de sus
principios- podrían acentuar la naturaleza proteccionista de la renegociación.
Las probabilidades de un mal arreglo
Al cabo de tres rondas, quedan claras las cartas estadounidenses y algunas
de los canadienses. Del lado mexicano, no se ve claro qué cartas duras
tiene para renegociar. Algunos comentaristas han sugerido que México
podría interrumpir su cooperación en materia de lucha al narcotráfico y de
protección de la frontera sur (enmarcadas bajo la Iniciativa Mérida) ante un
endurecimiento de Washington en materia comercial. Semejante posición
es tan débil como la sugerida ya por el gobierno de salirse del acuerdo si la
alternativa es un mal arreglo. Empezando ya el último año del sexenio, con
una administración muy baja en su popularidad, carcomida por la corrupción
y asediada por políticas proteccionistas y antiinmigratorias provenientes del
norte, resulta poco creíble que el gobierno actual pueda utilizar la suspensión
del acuerdo comercial o de la cooperación antinarcóticos como cartas duras
en la renegociación del TLCAN.
Lo más probable es que se llegue a un mal arreglo, con presiones sobre y
bajo la mesa, pero que se pueda vender a los empresarios mexicanos como
una fórmula “modernizada” del acuerdo, aunque funja como marco para
pactar acuerdos de comercio administrado en el futuro, con aranceles y
cupos, tal y como el acuerdo del azúcar lo mostró poco antes de iniciar las
rondas de la renegociación. La pregunta que queda en el aire es si la nueva
administración que entrará en funciones en diciembre del 2018 estará sa-
tisfecha con semejante arreglo.