BRUJULA CIUDADANA Ciudadanía activa y enérgica | Page 24

Brújula Ciudadana 106 22 Pero, en paralelo, es preciso reconocer que el cambio democrático no ha sido, por sí solo, suficiente para satisfacer las más sen- tidas demandas de la sociedad. Sin entrar a analizar las causas, lo cierto es que el régimen democrático no ha acreditado su capacidad de gobierno, es decir, su capacidad para dar respuesta a las necesidades de la sociedad; tampoco ha sabido deslindarse de la inefi- ciencia y la corrupción que en gran medida caracterizaron el ejercicio del poder durante el régimen autoritario. Más que la falta de resultados positivos en renglones como el crecimiento de la economía y del empleo, los factores clave de la pérdida de credibilidad de la política convencional y sus instituciones han sido la espiral de violencia que azota al país y la corrupción rampante exhibida por una clase política cada vez más lejana de los intereses y las preocupaciones ciudadanas. En tal virtud, es constatable una suerte de desencanto ciudadano con la democracia, con sus prácticas, sus instituciones y, sobre todo, sus resultados. Una amplia variedad de estudios demoscópicos así lo ilustra. Ya sea que se indague el grado de satisfacción ciuda- dana con la forma en que funciona el régimen democrático o el grado de confianza en las instituciones, lo cierto es que, independien- temente de las diferencias en sus resultados, los distintos estudios son coincidentes en el sentido de un creciente escepticismo ciuda- dano respecto a los valores y las prácticas democráticas. Hay una clara crisis de la democracia re- presentativa en la medida en que la toma de decisiones parece cada vez más lejana del interés ciudadano. Los representantes actúan en función de intereses personales o partidarios. Cuando el entramado legal e ins- titucional que da sustento a la conformación de la representación política no permite una participación ciudadana más activa y significa- tiva en las cuestiones públicas, las decisiones gubernamentales que afectan a la ciudadanía son ejecutadas unilateralmente por el apa- rato de la administración pública. De cara este escenario, resulta crucial recuperar la credibilidad en las instituciones democráticas. Para tal efecto, la democracia representativa necesita revitalizarse mediante la adopción de distintos mecanismos propios de la demo-