BRUJULA CIUDADANA Ciudadanía activa y enérgica | Page 16

Brújula Ciudadana 106 14 varios sistemas de control interno con las que cuenta el Estado mexicano. En términos de experiencias internacionales, esta nueva fase de la contraloría social mexicana aprendería de las llamadas “auditorías sociales”, como el caso de las veedurías colombianas. En tercer lugar, aprovechando el ejemplo de ciudades latinoamericanas con larga experien- cia, debería adoptarse el modelo del Plan de metas. A partir de 2008, la ciudad brasileña de São Paulo, decidió que el alcalde electo debería “traducir” su plataforma electoral en un plan de gobierno aterrizado en programas, proyectos y acciones, que deben materiali- zarse en metas cuantificables. Y pueden me- dirse si se expresan como metas los bienes y servicios concretos que se implementarán en un tiempo y espacio determinados (“en tal semestre, en tal barrio o colonia”). Esto no sólo es la base de una planificación y control democrático de la gestión mediante las herramientas del gobierno representativo, sino que permite que la información de las acciones del poder público esté expresada en términos que la ciudadanía puede claramente supervisar. En cuarto lugar, las potencialidades ciudada- nas de tomar parte en los asuntos públicos pueden multiplicar sus resultados si se utilizan plataformas digitales que integren modos virtuales y presenciales de participación. Ade- más, las infraestructuras digitales permiten organizar múltiples y heterogéneas iniciativas y propuestas, ordenando la información y ha- ciendo posible la trazabilidad de esas múltiples energías y datos. Un ejemplo de referencia es la plataforma digital para la participación de- mocrática “Decidim Barcelona” (https://www. decidim.barcelona), cuya versión adecuada al país ya ha sido probada en el caso de los ayuntamientos de Veracruz (https://decide. veracruzmunicipio.gob.mx) y Mérida (https:// decide.merida.gob.mx), y muy posiblemente también sucederá en la Ciudad de México. Estas cuatro maneras de relación sociedad-Es- tado apuntan a horizontes de innovación. No se trata de imponer prácticas o esquemas de manera automática y sin análisis de su viabilidad. Por el contrario, se debería partir de acuerdos básicos para implementar ex- periencias piloto que formen parte de una Política nacional de participación ciudadana, para que esas experiencias acompañadas y evaluadas, sirvan de insumo para su ajuste y ampliación a nuevos espacios y escalas que den lugar a una auténtica Política nacional. A modo de conclusión El actual gobierno federal tiene la oportunidad de encabezar una transformación de régimen si apuesta por la formulación de nuevos mo-