BRUJULA CIUDADANA Ciudadanía activa y enérgica | Page 11
1) L a
difícil ruta hacia el empoderamiento ciudadano
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apoyo de las OSC especializadas en infancia
y construcción de ciudadanía.
En la búsqueda de mayores contrapesos en-
tre los poderes del Estado, el movimiento de
organizaciones en lucha por la democracia
ha venido promoviendo la creación de ór-
ganos constitucionales autónomos federales
y locales. Es el caso del ahora Instituto Na-
cional Electoral (INE) y del Instituto Nacional
de Acceso a la Información (INAI). También
promovió el otorgamiento de autonomía
a instituciones que realizan tareas de gran
importancia para el conocimiento de lo que
efectivamente ocurre en el país como es el
Instituto Nacional de Estadística, Geografía e
Informática (INEGI) o el Instituto Federal de
Telecomunicaciones (IFETEL). Se buscó evitar
que el acceso a información, la producción de
estadísticas, el otorgamiento de concesiones
de radio y televisión, las elecciones y varios
otros temas fueran manejados por poderes
de hecho económicos, políticos o inclusive,
o inclusive, delincuenciales.
Sin embargo, las fórmulas legales diseñadas
para hacer los nombramientos en las direc-
tivas y consejos de esos órganos autónomos
los han convertido en espacios subordinados
a los partidos políticos, a los gobiernos en
turno o a los intereses de los entes que son
regulados. Los órganos autónomos se en-
cuentran capturados y deben ser liberados
de ello para recuperar su autonomía y servir
de contrapeso a los abusos del poder y la
corrupción.
No con poca frecuencia, las promociones
de las organizaciones de la sociedad civil
confrontan a los partidos políticos, a los go-
biernos y de las élites económicas al defender
los intereses de la ciudadanía de los abusos
del poder, de los recursos públicos y de los
recursos naturales. Nos volvemos actores no
estatales incómodos y en lugar de escuchar-
nos y promover un diálogo participativo y
constructivo somos descalificadas y estamos
en riesgo de ser destruidas y combatidas.
En este momento histórico enfrentamos un
embate injusto y un desprecio de nuestros
aportes a la democracia, a la defensa de las
libertades y los derechos humanos, al apoyo
y servicio a grupos de población excluidos y
marginados, a la construcción de ciudadanía
y del empoderamiento de la población.
Hay una enorme tristeza
y un gran desconcierto de
quienes encontramos en el
activismo cívico un espacio
para aportar al bien de la
nación.