Brillaré en 2º Brillaré en 2º definitivo | Page 84
ESCUCHAMOS
Antonio inclinó la cabeza y murmuró un tembloroso “sí”.
Pasaron meses. Hubo días en que los clavos eran muchos, después
menos hasta que llegó el gran día: -Padre, ¡por favor, venga a ver!
¡Lo logré! Toda la familia entró en el galpón.
Había muchísimos clavos en la puerta.
Antonio había puesto pequeños carteles que permitían diferenciar las
semanas. El número de clavos iba disminuyendo semana tras semana hasta
llegar a la última ..¡en la que no había ninguno!!!!!
Muy bien, Antonio, pero aún falta algo. Quiero que retires cada uno de
los clavos y me avises cuando hayas terminado.
- ¡Como usted diga , padre!
Un largo día le llevó a Antonio cumplir la tarea encomendada por su
padre. Cuando finalizó la familia se reunió nuevamente en el galpón.
Antonio ha sacado todos los clavos – dijo el padre- ¿cómo quedó la
puerta?
No había cómo describir el aspecto de
la puerta: nada quedaba de su brillo,
estaba llena de orificios, le faltaba muchos
pedazos de madera. En nada se parecía a
la puerta original.
Antes de que alguien contestara el
padre volvió a hablar:
Cada clavo dejó su marca en la puerta, algunos estaban tan
profundamente clavados que, al sacarlos, se rompió la madera.
Se necesitaría lijarla,cepillarla, volver a barnizarla y, de todos modos,
difícilmente quedaría como cuando era nueva.
Así pasa también en los corazones de los que nos aman cuando los
herimos con nuestro enojos, con palabras ásperas, con gestos de desamor o
indiferencia, ofensas o burlas.
Antonio, hijo, ¿entiendes lo que trato de enseñarte?
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