DE AVENTURA
NOTICIAS
de exposición. Había que estar
100% seguro, pues una vez
que la puerta se abrió no podría
hacer cambios. Estaba seguro que
tenía la exposición correcta. Había
ajustado la potencia de mi flash al
diafragma y usaba la máxima velocidad de obturador para llevar
el fondo a lo más obscuro posible.
La dirección de mi flashes estaba
pensada al centro de la jaula, pero
de alguna manera estaba protegido porque no era un espacio muy
grande.
Los primeros 10 minutos fueron
emocionantes. Imaginar cómo
sería el momento, incluso como
quedarían las fotos, pero no puedo
decir lo mismo de los siguiente 30
ó 40 minutos. Estar en esa posición,
bajo un rayo de sol intenso, era
todo menos cómodo. Aclarando
que, desde mi posición no podía
ver lo que ella hacía en la jaula
de al lado.
La espera pareció eterna y mi
cuello estaba a punto del calambre. Estaba a punto de renunciar
a este plan cuando de pronto escuche ruido en la jaula de Tibetana. No estaba seguro de qué
pasaba, pero podía escuchar
movimiento. A unos 50 metros,
Virgilio me hacía señas alentadoras. Tibetana se acercaba.
En ese momento pasó por mi
mente la posibilidad de que la
enorme tigresa entrara a la jaula
tapizada con tela negra y de un
salto llegara hasta mí para advertirme que yo había entrado a
su territorio.
En alguna ocasión trabajé dos semanas en un circo para fotografiar
un documental sobre los artistas
circenses. En una de las funciones
que decidí meter mi lente entre las
rejas, el tigre macho -y estrella
del show- se lanzó con velocidad
increíble hacia donde yo estaba,
para dejar en claro que él era el
rey. Cada vez que me acerqué a la
jaula él se aseguró de intimidarme
para aclarar su punto.
Si bien era cierto que yo estaba
afuera de las rejas y que Tibetana
es hembra y no un macho dominante, también era cierto que
parte de mi cámara y mis dedos
estarían sin protección de los barrotes. En realidad sabía que no corría peligro, pero tener una bestia