La adquisición de Infecciones de Tranmisión Sexual (ITS) son otro riesgo del sexo sin protección. Algunas de estas ITS son asintomáticas, por tanto, la detección y el tratamiento son un desafío. Tener una de estas infecciones puede llevar a complicaciones graves en la salud reproductiva de hombres y mujeres. Además, estas infecciones adquieren una nueva dimensión de riesgo cuando no se tratan debido a que pueden llegar a multiplicar por 10 el riesgo de adquisición y transmisión del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) que causa el SIDA, enfermedad que no tiene cura y es mortal.
Este preámbulo permite ubicar el papel del comportamiento en los problemas de salud sexual. Las conductas que lleva a cabo un individuo al momento de relacionarse sexualmente con una pareja, pueden exponerlo en mayor o menor grado a un embarazo o al contagio por ITS o por VIH. Conductas como usar un condón correctamente, negociar el preservativo con la pareja, la comunicación sexual asertiva, rechazar un encuentro sexual, la abstinencia, practicar el sexo seguro -besos, caricias, abrazos y masturbación en pareja- son comportamientos específicos que permiten prevenir riesgos en la salud sexual y reproductiva.
Estos actos, al ser comportamientos, se tornan de interés para los psicólogos como expertos de la conducta.
El psicólogo tiene el potencial de incidir en diferentes variables psicológicas como: creencias, actitudes, motivaciones y percepciones relacionadas con llevar a cabo –o no- un determinado comportamiento –p. ej., usar condón-. Incidir en estas variables psicológicas cobra sentido si se considera que el ser humano es racional y sus cogniciones afectan su comportamiento. Sin embargo, a veces los individuos no se exponen al riesgo por lo que “creen” o “piensan” sino por un déficit de habilidades. Por ejemplo, una persona puede tener una actitud positiva hacia el preservativo y creer que usarlo es la mejor manera de prevenir una ITS, pero si no tiene habilidad, por ejemplo, para comunicarse con su pareja y negociar el condón, difícilmente se llevará a cabo la conducta sexual preventiva. No obstante, el psicólogo está capacitado para entrenar a los individuos en habilidades de prevención, teniendo la posibilidad de incidir tanto en variables cognitivas como conductuales.
Así, el diseño e implementación de programas de prevención y de intervención conductual para mitigar los índices de ITS y de embarazo no deseado son una necesidad imperante en diferentes sectores de la población. Por tanto, el psicólogo podría contribuir activamente en la solución de los problemas de salud sexual y reproductiva incidiendo en variables psicológicas y en el entrenamiento de habilidades para prevenir diferentes riesgos, mejorando así, la salud de la población y contribuyendo al ejercicio de una sexualidad plena.
El psicólogo tiene el potencial de incidir en diferentes variables psicológicas como: creencias, actitudes, motivaciones y percepciones relacionadas con llevar a cabo –o no- un determinado comportamiento –p. ej., usar condón-. Incidir en estas variables psicológicas cobra sentido si se considera que el ser humano es racional y sus cogniciones afectan su comportamiento. Sin embargo, a veces los individuos no se exponen al riesgo por lo que “creen” o “piensan” sino por un déficit de habilidades. Por ejemplo, una persona puede tener una actitud positiva hacia el preservativo y creer que usarlo es la mejor manera de prevenir una ITS, pero si no tiene habilidad, por ejemplo, para comunicarse con su pareja y negociar el condón, difícilmente se llevará a cabo la conducta sexual preventiva. No obstante, el psicólogo está capacitado para entrenar a los individuos en habilidades de prevención, teniendo la posibilidad de incidir tanto en variables cognitivas como conductuales.
Así, el diseño e implementación de programas de prevención y de intervención conductual para mitigar los índices de ITS y de embarazo no deseado son una necesidad imperante en diferentes sectores de la población. Por tanto, el psicólogo podría contribuir activamente en la solución de los problemas de salud sexual y reproductiva incidiendo en variables psicológicas y en el entrenamiento de habilidades para prevenir diferentes riesgos, mejorando así, la salud de la población y contribuyendo al ejercicio de una sexualidad plena.
el psicólogo podría contribuir activamente en la solución de los problemas de salud sexual y reproductiva incidiendo en variables psicológicas y en el entrenamiento de habilidades para prevenir diferentes riesgos
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