Ana Leticia Olvera Mera
31
Transitar no fue fácil
Viviendo el SUAyED
Cuando la vida te pone obstáculos, tienes que elegir qué será mejor, organicé mi tiempo y después de 15 años, tomé la decisión que cambió mi vida, estudiar, pero cómo ¡soy madre de dos niños!, no quería dejarlos solos para ir a la escuela, pero tampoco contaba con los recursos para hacerlo.
Sin embargo quería estudiar, busqué opciones y fue entonces que descubrí el SUAyED; sin saber realmente qué era eso, no sabía siquiera prender una computadora, pero en fin, me embarqué y comencé a buscar las formas de transitar a la tecnología; no fue fácil cometí equivocaciones que hoy a la distancia se ven sencillas, pero que me hacen dar cuenta de los grandes avances que he tenido, todo eso no lo olvido y agradezco tanto a esos errores, pues son los que me han formado y dado carácter.
Y recuerdo bien que el 6 de Abril del 2013, estaba mi respuesta, esa que cambiaría el sentido de mis días, por los siguientes 4 años me dedicaría estudiar Psicología en la UNAM. Lo haría en un sistema que era algo totalmente desconocido, entonces me di cuenta que necesitaría más tiempo, paciencia, tolerancia, aprender de forma autónoma pero a la par aprender de otros, fue una cuesta hacia arriba de conocer y trabajar en línea, discernir entre lo que es real o verdadero; era la constante de cada semestre, sufrir por no saber cómo hacer actividades que para otros resultan sencillas, y que para mí los días eran maratónicos mientras buscaba información, leía, entendía, analizaba, etc.
Debo reconocer que hubo personas que estuvieron dispuestas a brindar apoyo, fueron mis salvavidas de la licenciatura, es una emoción que no puede describirse y no tengo más que gratitud. A medida que avanzaba podía ver lo espléndido que es el sistema al permitirme conocer diversas formas de pensar y aprender, eso hacía que la pasión creciera.
Aunque con muchas cosas en contra, hoy veo que todo valió la pena, el poco tiempo para mi familia, las trasnochadas, el abandono de la vida social y todo esto por hacer lo que realmente me gusta, no fue un sacrificio, es un intercambio por lograr un sueño.
Debo reconocer que en más de una ocasión estuve tentada a dejar todo, pero recordaba, que este sistema no es una competencia, es constancia por mantenerse y proponer cambios, en esa lucha continúo. Fue difícil pero no imposible.
Y recuerdo bien que el 6 de Abril del 2013, estaba mi respuesta, esa que cambiaría el sentido de mis días, por los siguientes 4 años me dedicaría estudiar Psicología en la UNAM. Lo haría en un sistema que era algo totalmente desconocido, entonces me di cuenta que necesitaría más tiempo, paciencia, tolerancia, aprender de forma autónoma pero a la par aprender de otros, fue una cuesta hacia arriba de conocer y trabajar en línea, discernir entre lo que es real o verdadero; era la constante de cada semestre, sufrir por no saber cómo hacer actividades que para otros resultan sencillas, y que para mí los días eran maratónicos mientras buscaba información, leía, entendía, analizaba, etc.
Debo reconocer que hubo personas que estuvieron dispuestas a brindar apoyo, fueron mis salvavidas de la licenciatura, es una emoción que no puede describirse y no tengo más que gratitud. A medida que avanzaba podía ver lo espléndido que es el sistema al permitirme conocer diversas formas de pensar y aprender, eso hacía que la pasión creciera.
Aunque con muchas cosas en contra, hoy veo que todo valió la pena, el poco tiempo para mi familia, las trasnochadas, el abandono de la vida social y todo esto por hacer lo que realmente me gusta, no fue un sacrificio, es un intercambio por lograr un sueño.
Debo reconocer que en más de una ocasión estuve tentada a dejar todo, pero recordaba, que este sistema no es una competencia, es constancia por mantenerse y proponer cambios, en esa lucha continúo. Fue difícil pero no imposible.
Debo reconocer que hubo personas que estuvieron dispuestas a brindar apoyo, fueron mis salvavidas de la licenciatura, es una emoción que no puede describirse y no tengo más que gratitud. A medida que avanzaba podía ver lo espléndido que es el sistema al permitirme conocer diversas formas de pensar y aprender, eso hacía que la pasión creciera.
Aunque con muchas cosas en contra, hoy veo que todo valió la pena, el poco tiempo para mi familia, las trasnochadas, el abandono de la vida social y todo esto por hacer lo que realmente me gusta, no fue un sacrificio, es un intercambio por lograr un sueño.
Debo reconocer que en más de una ocasión estuve tentada a dejar todo, pero recordaba, que este sistema no es una competencia, es constancia por mantenerse y proponer cambios, en esa lucha continúo. Fue difícil pero no imposible.