Boletín SUAyED NOVIEMBRE | Page 20

La figura del tutor en el ambiente institucional

Alejandra Pamela Saldaña Badillo

Educación virtual

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Los diversos retos que plantea la educación en línea como son el aprendizaje autónomo y autodirigido, la mediación tecnológica, las nuevas formas de comunicación, etc., son fenómenos que necesitan ser abordados para el nuevo estudiante de esta modalidad; y de acuerdo a García Aretio (1994, citado en Pagano, 2007) es función de un tutor ofrecer un entorno adecuado al estudiante en el que pueda desarrollarse en todas estas dimensiones.

Es por ello, que en un ambiente institucional se aperturan programas de tutoría; tal es el caso de nuestra máxima casa de estudios donde se creó el proyecto de la conformación del Sistema Institucional de Tutoría cuya línea rectora consiste en “Mejorar la calidad y pertinencia de los programas de formación de los alumnos de la UNAM e incrementar la equidad en el acceso a aquellos métodos, tecnologías y elementos que favorezcan su preparación y desempeño” (UNAM, 2012; p 15).

Estos programas de tutoría son utilizados generalmente, como estrategia para aumentar, por un lado, los apoyos sociales, mientras que por el otro para el desarrollo de habilidades que los estudiantes requieren, lo que disminuye la probabilidad de riesgo académico, tecnológico y administrativo que desemboque en rezago o abandono escolar (de la Cruz, Chehaybar y Abreu, 2011).

El tutor entonces requiere mostrar diversos atributos para que realmente contribuya en el desarrollo del estudiante; de acuerdo con de la Cruz (et al, 2011) estos atributos son:

Formativos, es decir aquellos en los que el tutor utiliza sus conocimientos sobre el campo disciplinar, la experiencia y la trayectoria docente y profesional

Didácticos, que lo conforman su conocimiento de las estrategias para facilitar el aprendizaje, la orientación en estrategias de organización, hábitos de estudio y motivación.

Interpersonales, que hacen referencia a las habilidades que requiere el estudiante para relacionarse con otros, establecer una adecuada comunicación y mostrar habilidades afectivas.

Cognitivos, que consideran aquellas habilidades que promueven la sistematización estratégica del pensamiento, como establecer metas y objetivos, proporcionar retroalimentación, cuestionar y propiciar habilidades metacognitivas.

Éticos, es decir el conjunto de valores y principios que rigen su propio actuar.

De acuerdo con esta breve descripción de las habilidades y atributos de un tutor se muestra no tan sencillo realizar esta actividad, por ello se considera vital que este agente educativo esté formado y tenga vocación para la tutoría (Lucas, 2000; citado en de la Cruz, Chehaybar y Abreu, 2011), ya que el sentido de esta actividad es apoyar al estudiante a superar las dificultades que se le presenten durante su trayectoria académica (Pagano, 2007).

Aunado a lo anterior, los ambientes virtuales requieren de habilidades adicionales, tanto del tutor como del tutorado, ya que los medios, las modalidades y temporalidades en las que se pueden llevar a cabo las sesiones de tutoría se modifican, por lo tanto es necesario que los tutores comprendan el aprendizaje de sus tutorados y que lleven a cabo sus funciones considerando diversos aspectos, entre ellos, las necesidades didácticas, técnicas y psicoafectivas del estudiante, evidenciando así una adecuada mediación que cumpla con los objetivos del programa de tutoría, que como fin último tiene la mejora en el desarrollo y formación integral del estudiante (UNAM, 2012).

El tema de la tutoría en el ámbito educativo y específicamente en el nivel universitario ha cobrado relevancia con el auge de las nuevas modalidades educativas, ya que se considera fundamental para lograr el éxito en esta experiencia de aprendizaje (Begoña y Silva; citado en Pagano, 2007).