Boletín SUAyED ABRIL | Page 7

De acuerdo al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) existen más de 10 millones de personas en la cárcel en todo el mundo

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De acuerdo con instituciones de salud, la población privada de la libertad (PPL) se caracteriza por tener una salud más deteriorada que la población general y una mayor exclusión social, inclusive se ha encontrado mayor prevalencia de enfermedades debido al hacinamiento carcelario. A pesar de que se han realizado avances para garantizar la atención en salud, persisten obstáculos y limitaciones que vulneran el derecho a su salud; a nivel institucional puede ser por falta de infraestructura adecuada, personal insuficiente o por un escaso suministro de medicamentos, y en el caso de los usuarios, algunos factores que influyen son bajos niveles educativos, falta de recursos económicos, falta de apoyo social, entre otros.

De acuerdo al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) existen más de 10 millones de personas en la cárcel en todo el mundo; y los problemas de salud en la PPL con mayor frecuencia que se reportan es VIH, estrés, desnutrición y adicciones, además de la situación de violencia que enfrentan día a día.

Los comportamientos de riesgo que más se reportan están orientados a la elaboración de tatuajes con equipos caseros y sin esterilizar, al uso de drogas con jeringas compartidas, a relaciones sexuales de alto riesgo y violaciones. Con base en lo anterior, diferentes especialistas en el ámbito de la salud han dedicado sus esfuerzos en promover la salud y prevenir la enfermedad; pero en el caso particular que nos ocupa, cuál es el papel del psicólogo en este ámbito, y principalmente qué hacer en entornos carcelarios.

El estudio de las relaciones entre el funcionamiento psicológico, la preservación de la salud y la prevención de diferentes enfermedades, ha propiciado el desarrollo de diferentes modelos que tratan de explicar o predecir cómo es que una persona se enferma, la mayoría de estas investigaciones parten de la premisa de que cambios en variables de tipo cognitivo facilita el que una persona lleve a cabo un comportamiento preventivo; por ejemplo, si yo creo que me puedo enfermar, entonces haré cosas para prevenirlo, en cambio, si creo que no me va a pasar, muy probablemente tendré conductas de riesgo.

situación de violencia que enfrentan día a día.

situación de violencia que enfrentan día a día.

Los comportamientos de riesgo que más se reportan están orientados a la elaboración de tatuajes con equipos caseros y sin esterilizar, al uso de drogas con jeringas compartidas, a relaciones sexuales de alto riesgo y violaciones. Con base en lo anterior, diferentes especialistas en el ámbito de la salud han dedicado sus esfuerzos en promover la salud y prevenir la enfermedad; pero en el caso particular que nos ocupa, cuál es el papel del psicólogo en este ámbito, y principalmente qué hacer en entornos carcelarios.

El estudio de las relaciones entre el funcionamiento psicológico, la preservación de la salud y la prevención de diferentes enfermedades, ha propiciado el desarrollo de diferentes modelos que tratan de explicar o predecir cómo es que una persona se enferma, la mayoría de estas investigaciones parten de la premisa de que cambios en variables de tipo cognitivo facilita el que una persona lleve a cabo un comportamiento preventivo; por ejemplo, si yo creo que me puedo enfermar, entonces haré cosas para prevenirlo, en cambio, si creo que no me va a pasar, muy probablemente tendré conductas de riesgo.

si yo creo que me puedo enfermar, entonces haré cosas para prevenirlo, en cambio, si creo que no me va a pasar, muy probablemente tendré conductas de riesgo.

en ambientes carcelarios

El papel del psicólogo de la salud

Ricardo Sánchez Medina