Invitado ESPECIAL
Desde el viejo ventanal del recuerdo hasta el puente del olvido.
“ Dicen que vieron salir al“ viejo” de aquel edificio casi fantasma en el recodo de la carretera al Tablazo, con destino al puente de Olivares, y después de ese lugar no lo vieron más …”
Cuando el apreciado colega y amigo José Alberto López, ahora presidiendo los destinos de ASOPEN, me invitó a escribir una pequeña columna para el órgano de difusión de la Asociación, un desfile inusitado de recuerdos volvieron a poblar mi memoria, pero en particular dos imágenes de aquel Manizales del alma en las postrimerías de los años setenta, aparecieron con mayor intensidad:
La primera imagen fue la de aquel paraje, en la vereda el Tablazo, donde funcionó durante varios años la sede del Centro de Control Nacional de la recién creada – por aquel entonces- Interconexión Eléctrica S. A.-ISA-.
La segunda imagen correspondía a un puente localizado unos kilómetros más adelante,“ el puente del olvido”, quizás un rústico puente con una historia un poco más sombría, pero que de todos modos ha figurado en los anales de la historia local.
Por Jairo Gallego
En aquel paraje del Tablazo, operó durante casi una década el Centro Nacional de Despacho, como se llamaba por aquel entonces, y aquella misma edificación fue durante casi tres décadas la sede de la Regional Occidental de la pujante empresa. Fueron varias generaciones de ingenieros, tecnólogos, técnicos y personal de apoyo que llenaron de vida tanto aquel lugar hoy solo habitado de recuerdos y de ausencias, como la subestación La Esmeralda, que con su bonito nombre representaba la“ joya de la corona” de aquella incipiente interconexión.
Como un referente histórico personal, allí en ese recodo de la vieja carretera Manizales – Chinchiná, donde transcurrieron los primeros años de mi vinculación con la empresa de Interconexión, cuando éramos jóvenes e indocumentados, como diría el nobel colombiano. Muchos lustros después, una brisa de nostalgia llega entonces hasta estos parajes del pacífico norte, cuando recordamos que allí precisamente quedaba aquel enorme ventanal del recuerdo, desde donde contemplábamos en la distancia nuestra idílica capital provincial con su hermosa geografía, sus aguaceros y su lucha cotidiana.
Ahora, cuando los recuerdos llegan con esas brisas de la nostalgia estival, ese lugar sigue s i e n d o m á g i c o, a l u c i n a n t e, p e ro intensamente teñido de sepia, y de repente se asemeja más bien a un“ viejo” y prematuro pensionado, lanzado al i n s o n d a b l e o l v i d o d e l o s a ñ o s. Lamentablemente esa magia se rompe como una burbuja de jabón, cuando la sensación de espacio vacío, de abandono y de olvido acumulado se impone sobre la romántica imagen de un pasado que se quedó allí, congelado al borde de una carretera que también perdió importancia.
Pasando de la evocación a ese futuro que se nos vino encima, cuando han pasado ya 17 años de este siglo XXI, poco a poco fueron emergiendo esos recuerdos de la patria que s e d e j ó m u c h o s a ñ o s atrá s, p o r circunstancias teñidas de mundo y de colores, como tratando de imaginar una idea que poblara nuevamente de vida tan apreciado rincón de los años pioneros. Qué bueno sería que, a ese precioso recodo, un activo más de la poderosa empresa multilatina, como lo es en la actualidad ISA, se le diera un destino adecuado, como podría ser un centro comunitario, o bien una extensión del recinto del pensamiento o un museo tecnológico y, por qué no, un centro de extensión universitario. Sobre esta última idea, entiendo que alguna universidad local inició gestiones para conseguir en donación esta edificación, pero al parecer no avanzaron por el temor a un supuesto detrimento patrimonial, que al final se ha venido produciendo de todas formas.
Otro sueño más alentador, quizás, en mi caso por la ausencia de muchas primaveras, pero un sueño que vale la pena cultivar y concretar para Manizales, que como ciudad universitaria lo amerita y contribuiría a dejar una buena huella en una juventud local que oscila entre la esperanza y el desencanto de crueles realidades, cuando las grandes empresas han ido migrando lentamente hacia otras latitudes.
22 Boletín No. 39 / Junio de 2018 Asociación de Pensionados ASOPEN 23