BOLETÍN N°36 DE LA SACRAMENTAL DE SANTA MARTA. LOS MOLARES. 2019 BOLETÍN 36 | Page 12
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Santísimo Sacramento y Santa Marta - 2019
NO SÓLO DE PAN VIVE EL HOMBRE
“Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier
espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu,...
...para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón”.
Hebreos 4:12
Vivimos en un mundo en el que lo material prima por encima de todo. Acumulamos todo
aquello que la sociedad nos demanda para poder estar integrados en esta misma. Por
supuesto cualquier comodidad que podamos añadir a nuestras vidas y la de los nuestros es
bien recibida. Aunque todo cambia cuando le damos un lugar de privilegio a estas
comodidades, anteponiéndolas a a otras necesidades que, aunque no se muestren a simple
vista, son necesidades básicas.
¿Cuantos de nosotros hemos experimentado una situación personal o en nuestros seres
queridos en las que la salud se ha visto afectada?. Cuando esto sucede, absolutamente todo
pasa a un segundo plano y todos nuestros esfuerzos se centran en la recuperación, sin
reparar en el tiempo y gasto que requiera de nosotros.
El alma, como parte intrínseca nuestra que es, también enferma. Y como cualquier
enfermedad, necesita de cura. La diferencia es que esta no sana con medicamentos, sino que
necesita de un alimento llamado Evangelio. Nada material es eterno, pero la Palabra de Dios
nunca pasa, esta es su gran virtud, que es tan útil y viva como hace dos mil años.
Cuando Jesús fue tentado por el demonio en el desierto, la respuesta fue clara y
contundente “... no sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca del
Señor...” (Mateo 4:4). El pan al que se refiere Cristo en esta ocasión, es el que representa el
sustento, las necesidades de este mundo. Es tentado para que de preferencia a los afanes
terrenales y no conforme al Reino de Dios.
El demonio quiso engañar a Jesús alabando su poder y su absoluta voluntad sobre la
tierra, pero Él con su respuesta, nuevamente, apartó el mal de su lado, demostrando que su
presencia entre nosotros estaba siempre y en todo momento sometida a la voluntad de
Dios, siendo obediente hasta la muerte, en humildad, en amor, en negación y servicio a los
demás.
Jesús y el Padre estaban continuamente en comunión y por ello, sometido a su voluntad.
Seguramente había muchas necesidades en el desarrollo del ministerio de Cristo, pero Él
solo hacía lo que oía del Padre. Tan solo oír.
Esta misma experiencia la trasladó Jesús a una de sus estancias en la querida casa de
Betania, donde se encontraba tan cómodo como si estuviese en familia. Todos conocemos el
pasaje evangélico que nos muestra a Jesús sentado a la mesa y a sus pies, María escuchaba
embelesada la palabra del Maestro. Ante esta situación Marta, que no daba a basto para
para servir al Santísimo invitado, le recriminó a su hermana el que no la ayudase en tantas
tareas por hacer.
En ese momento Cristo manifiesta su magnificencia respondiendo “... Marta, Marta,
andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte
mejor,y no se la quitarán...” (Lucas 10, 38-42).
No es que Marta haya actuado mal, tan sólo lo hace en el momento menos portuno.