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¿Somos actores
los cuenteros?
por Alejandra Oliver Gulle
www.alepepa.com.ar
Sin dudas, la Narración Oral, (la Cuentería), es un arte teatral.
Yo evito decir que la Narración Oral es teatro porque el término “teatro” está sociabilizado como sinónimo de teatro convencional, lo cual ha generado, genera y generará infinitas discusiones entre los cuenteros.
Por eso digo que la Narración Oral (tanto la comunitaria como la escénica) es un arte teatral no convencional, que posee características propias:
1. el profundo compromiso político-social del narrador con el contenido de su repertorio;
2. el texto de tipo argumental y contado en primera o tercera persona;
3. la forma específicamente activa de relacionarse con el público, que ejerce un rol retro alimentador.
Porque así como el teatro clásico o el teatro popular están interpretados por actores; porque así como el teatro de títeres está realizado por titiriteros; así, el teatro de narración está hecho por narradores orales, o sea, por cuenteros.
Así como el jardinero y el labrador son trabajadores de la tierra, los actores y los cuenteros somos trabajadores de la palabra.
Mientras el labrador trabaja la tierra para sembrar y cosechar cada temporada una verdura distinta, una hortaliza distinta o un grano distinto, el jardinero trabaja la tierra para obtener una misma planta que luego cuidará y regará todos los días para que crezca y se mantenga viva el mayor tiempo posible.
Así como nadie puede negar que la jardinería es un oficio diferente al de la labranza, nadie debería negar que la narración oral es un oficio diferente al de la actuación. Eso sí, un oficio no tan diferente como para que no coincidan, a veces, ciertas formas de abordar la palabra, cosa que, en definitiva, hace que aún hoy algunos nos estemos preguntando qué somos. Y que sigan planteándose teorías que funcionan como anillo al dedo tanto para acomodar como para desacomodar planteos y discusiones, en una u otra dirección.
Sin embargo, lo cierto es que narrar NO es actuar, por más
que a veces un actor actuando
"narre", y un narrador narrando "actúe".
La gran diferencia radica en el tipo de producto que se obtiene, y en la vocación para producirlo.
No es igual cultivar rosas, jazmines o jacintos y mantener todo el año ese jardín, que cosechar trigo, papas o cebollas, y volver a sembrar lo mismo u otro vegetal, temporada tras temporada.
Un narrador oral comprometido con su vocación elige su producto para cultivar en función de lo que tiene para decir; en definitiva, para mostrar su alma a través de ese producto. El actor, aunque se da por entero, no necesariamente debe comulgar con el carácter y las creencias del producto que cosecha, es decir con el personaje que interpreta.
Son oficios diferentes porque los productos son diferentes, y porque la forma y el fondo para abordar el trabajo son diferentes.
El narrador se desnuda para contar sus cuentos; el actor se pone las vestiduras de sus personajes, para actuarlos.
Para finalizar, es menester decir que el gran factor que define la Narración Oral como arte que contiene los dos formatos, la N.O. Estética Comunitaria y la N. O. Escénica, es el propio acto de narrar, donde el narrador siempre va a utilizar la tercera o la primera persona porque la segunda le cambiaría la dirección de la mirada.
Creo que justamente es en la dirección de la mirada donde radica el quid de la cuestión, porque es allí donde el otro -el público que completa el acto- deja de ser espectador pasivo para ocupar el rol de público partícipe, escucha espontáneo, natural y necesario y, por ende, modificador del acto.
Tanto el narrador social como el escénico (independientemente de si están arriba o abajo del escenario) construyen su acto con el público, y es el rol del público ante el acto narrativo el que define el formato propio de la Narración Oral. De ahí la enorme importancia de contar con luz de sala.
Tema controvertido, si los hay.
Opinión
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