Porque los que no me conocen me dicen Isabella, y los que me conocen me dicen ladrona.
NADIA CUARTAS
-“Tienen que buscar un problema, dentro de su entorno, luego, darle solución”- Decía William mientras nos colocaba un bajo en su planilla de notas, con una sonrisita en la cara dijo que consiguiéramos una, no más tardar el siguiente lunes.
Ya estábamos tan desanimados, que ninguna idea nos llegaba a la mente, ese 12 de agosto de 2017, cuando la creatividad andaba por el suelo, igual que nuestra dignidad. –“Que más da, perdamos entonces”- Lamentaba Montaña con la típica mirada de ya no me importa, seguida de la de Mariana, Dilan y Sara, todos queriendo encontrar mágicamente una respuesta a través de mirada sarcásticas.
Obvio que no, yo no me iba a dar por vencida, tenía que sacar al equipo de la depresión y la ausencia de imaginación que se emanaba por esos días, había tanto en juego, no era solo perder una materia, ¡Era perderlas todas! Después de un paro de 40 días, todos llegaban a revisar proyecto, (la vieja confiable de los profesores), además de disciplina y ausencias, ¡Y YO NO TENIA NI PROYECTO NI DISCIPLINA!, lo único que me quedaba era la asistencia, ni modo, uno no gana por respirar nada más.
En esa búsqueda constante de que era lo que me gustaba para investigar, empecé con la ética, porque además de encantarme el profesor (uuuuufffff) amaba los temas en donde se mencionan a la gente trabajadora de verdad, lo cual no me llevo a una sola problemática, si no a muchas, entonces por esa parte me rendí. Luego continué con sociales, y había un tema en el cual yo estaba perfectamente enamorada, ¡LA ARTOGRAFIA! Para mí era perfecto que por fin alguien relacionara colores e imágenes en los temas de la actualidad. De allí nació la idea de crear educación a partir del arte, porque yo era el vivo ejemplo de aquella teoría. Imagínense si soy necia y me ajuicie con aquella metodología, ahora un niño.
Al principio solo era para pasar las materias; William, John, Marco, Melisa y hasta Jairo se leyeron el proyecto, porque además de buscar una nota, buscaba apoyo y promoción de la idea, la cual iba a devolver a mi equipo las ganas de seguir estudiando, así eso fuera una mierda, teníamos que encontrar una chispa de esperanza. –“Con arte es duro trabajar y más con pedagogía”- murmuraba Mariana, con sarcasmo en la cara y mocos en el cerebro, así la veía yo. – Es lo que hay-. Respondía yo furiosa y con ganas de tirarle agua en la cara, ups.
Al final, se convencieron, pero… ¿Por qué? No hay nada que mueva montañas más que la rabia, y eso nos movió, ya que nuestro Montaña ama la música y por ahí le endulce el oído (se lo llene de azúcar y de mentiras dulces) Así la mama odiara la idea, yo tenía mis trucos para convencer a la gente, y mientras más hablaba de esa