UNIVERSIDAD GALILEO Educación Continua Licenciatura en Educación 2011 LA NATURALEZA
DEL PROCESO DE APRENDIZAJE Sonia Sescovich Rojas Hablar de aprendizaje, más allá de que
estamos hablando de un proceso esencial en la definición del ser humano como especie y,
obviamente, como individuo, es hablar también de conocimiento. Hacia allá apunta el proceso de
aprendizaje; es, por así decirlo, su materia prima. Por ello empezaremos con algunas breves
reflexiones sobre la teoría del conocimiento. Nada muy profundo, pero que sí nos permitan consensuar
algunas definiciones básicas. Definiciones que apuntan más bien a explicitar el ámbito desde el cual
vamos a analizar los procesos de aprendizaje, el marco a partir del cual haremos nuestras opciones
teóricas al respecto. Desde que Descartes implantara la certeza como posibilidad y como meta a
lograr, la duda -que fue la base misma de la filosofía y de la visión de conjunto- se marginó del campo
de preocupaciones de la gran mayoría de quienes construyen el pensamiento. Se instala la
modernidad, y con ella la física pasa a ocupar el primer plano, quedando la metafísica relegada a un
campo supuestamente arcaico, supuestamente superado. La ciencia “objetiva” comienza a reinar en
el campo del pensamiento y con ella se avanza vertiginosamente hacia el imperio de los hechos, hacia
la capacidad de hacer, de instrumentalizar por sobre la de reflexionar. Las preguntas sobre el sentido
de ese quehacer, la dudas sobre la naturaleza de los hechos quedan atrás. A la base de gran parte de
las posturas teóricas dominantes -ya sea que exalten lo individual o lo colectivo; que dogmaticen un
algo más allá del Hombre o que nieguen toda trascendencia- hay un problema que no sólo refleja el
total imperio de la racionalidad instrumental, sino que también responde al síndrome de autoritarismo
que atraviesan nuestras estructuras sociales y sicológicas. Hablamos de la intolerancia a la
ambigüedad, del miedo a la incertidumbre, del rechazo total a los grises y al impulso casi descontrolado
a definir las cosas a partir de dicotomías absolutas: blanco negro; bueno o malo. . Es decir, la
incapacidad del hombre moderno para aceptar el viejo drama existencial que encierra la metafísica:
siendo nosotros finitos, pudiendo gozar sólo por momentos de una conciencia expandida, debiéramos
asumir lo misterioso, la duda, lo incierto con humildad, con conciencia de nuestros límites; pero el
advenimiento del racionalismo nos impide hacerlo. Pareciera que es aquí, en este nudo gordiano de
la modernidad, donde podremos encontrar algunas claves para desentrañar lo que es el conocimiento
y, por lo tanto, lo que es el proceso que lo hace posible, el proceso de enseñanza-aprendizaje. Si
negamos las grandes preguntas que van llenando el plano de lo metafísico -si nos negamos a vivir con
ellas- habremos dado el paso decisivo hacia la aceptación de que podemos poseer verdades
absolutas. Y en ese momento, empobreceremos irremediablemente la amplia gama de posibilidades
que ofrece el conocimiento. El camino de elaboración del conocimiento debiera tomarse como una
aventura, la aventura del aprendizaje humano, debiera vivirse con cierto desapego que nos permita
deshacernos de una convicción, sin dramatizar, sin sentir que nuestro mundo estará en peligro, cuando
la vida nos enseña que no era verdadera, o no lo era en el plano en que lo pensamos. El camino del
conocimiento debiera ser transitado no sólo con la cabeza, aunque ella sea la que comande el proceso.
Debiera ser transitado desarrollando, al mismo tiempo que el pensamiento, las capacidades de hacer
y moviéndose, también, en el ámbito de la subjetividad y de las emociones; sin olvidar ni por un
momento la naturaleza fugaz y transitoria de cualquier “verdad” que aprendamos. El desarrollo del
conocimiento -dejando atrás las certezas- debe ser inscrito en una nueva forma de ver la realidad, el
ser humano y su mutua relación. 2 Quien abre una ancha puerta para enfrentar este desafío son los
biólogos chilenos Francisco Varela y Humberto Maturana. No se puede reflexionar sobre el
conocimiento y el aprendizaje sin recoger los aportes que ellos han hecho en este campo. Ellos
sostienen que todos tendemos a vivir un mundo de certidumbres, donde las cosas son como son, así,
de la manera como las vemos. Para entender la teoría de estos biólogos tenemos que suspender la
tentación de la certidumbre porque lo que ellos intentan demostrar, justamente, es que toda
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