Sonsón, 02 de octubre de 2018.
Hola querido lector, por medio de esta carta quiero contarte
una linda experiencia que marco mi vida, que aún recuerdo
después de 21 años y que dejo huella en mi vida.
La infancia es la etapa más maravillosa en la vida de las
personas, es la edad donde por medio de diferentes estímulos
que recibimos del ambiente, del espacio y de nuestra familia
iniciamos ese proceso de crecimiento y desarrollo, por ello
es vital el acompañamiento que recibimos cuando niños porque
de este depende en gran medida la formación de los futuros
ciudadanos. Hoy quiero compartir a través de estas líneas una
de las experiencias más significativas que tuve en mi infancia
y fue precisamente el hecho de iniciar mi etapa escolar, desde
siempre viví en un hermoso pueblo al oriente de Antioquia,
Sonsón es ese conjunto de tradiciones y costumbres, un
pedacito de cielo, en este mismo municipio contamos con una
Escuela Normal Superior, Institución Educativa de gran
renombre donde se brinda educación de calidad, fue ahí
donde se inició mi proceso de formación académica y hasta el
día de hoy estoy profundamente agradecida con mi colegio,
ese que me vio crecer, que me acogió, que me enseño no solo
desde la academia, sino que me confronto con situaciones de
las que aprendí y hoy son experiencias y recuerdos
gratificantes.
En enero del año 1998 ingrese al preescolar, tenía tan solo 4
años considero que mis padres fueron muy apresurados para
ingresarme a la escuela, pero esto se lo debo a mi tía y mi mamá
que por el hecho de tener hijas de casi la misma edad
construyeron en nosotras un apego tremendo, donde la una
no podía vivir sin la otra, bueno, fue ahí donde inicia mi
experiencia escolar, al llegar el primer día, estaba muy
ansiosa, me cuestionaba la idea de ser una niña mas