Qué ingenua que era esa versión patética de mí mismo!
Trabajaba horas extra para satisfacer sus exigencias. Me hacía cargo del
alquiler y todos los gastos del hogar. Incluso permitía que saliera a divertirse
con otros “amigos” del trabajo.
Hasta que un día la humillación fue total. Llegué a casa después de trabajar 12
horas seguidas y la encontré muy alterada.
Unas amigas suyas de la infancia vendrían a realizar un curso laboral a
nuestra ciudad, así que aprovecharían el viaje para visitarla y se quedarían
unos días viviendo en casa.
Pero había un pequeño problema…
Sus amigas no tenían idea de que ella convivía con alguien.