BienHallados - Página 09
En el 2018, cuando la situación en Venezuela que existían no era agradables, Carmen Elena decidió emigrar y su destino fue Perú, país donde sabía existían pueblos carentes de las más elementales oportunidades educativas para niños y jóvenes:. “Como a nadie le falta Dios, mientras me adaptaba a las costumbres peruanas, ejercí como costurera y a los pocos meses quedé a cargo de una escuelita de un pueblo de la provincia de Trujillo. La escuela era de una fundación privada, y estaba bajo amenaza de cierre por falta de personal”, continúa. Solicitó que le dieran un plazo de un mes para organizar todo y poner a funcionar la escuelita, de la que dependía un alto número de niños campesinos.
--La humilde escuelita se llamaba Casita de Madera, en la que, gracias a colaboraciones en su mayoría anónimas, a los niños les daban desayuno y almuerzo. Me comprometí por un mes y estuve cinco años, hasta el pasado 2023 cuando decidí venirme a España para reunirme con mis hijos y nietos que ya estaban aquí legalmente- dice.
Carmen Elena espera recibir de las autoridades correspondientes la documentación necesaria para poder ejercer la profesión que tanto ama: la educación. Mientras tanto, trabaja en limpieza de inmuebles, casas, apartamentos y “lo que venga”, pero desea participar oficialmente en alguna ONG tan pronto tenga la documentación respectiva, porque, como afirma: “El trabajo social es mi pasión. Me gusta ayudar al que más necesita, aunque actualmente no puedo, ya llegará el momento”.
Ella desearía implantar en España el programa Red de Aliados para Sociedades Abandonadas (RASA Joven), cuyo fin es que jóvenes, voluntariamente, organicen actividades destinadas a avanzar hacia el futuro. En Perú, el programa ha sido un éxito social y confía también podría serlo en España.
Que Dios le oiga, maestra.
Especial Bienhallados