BCM bariatria y cardiometabolismo | Page 8

Introducción.

La obesidad y los trastornos relacionados con ella como hipertensión, enfermedad cardiovascular (ECV) y diabetes mellitus tipo 2 (DM2) son las epidemias en el mundo con un mayor porcentaje de aumento en los países en desarrollo. Muchos factores genéticos y epigenéticos determinan la fisiopatología de la acumulación de grasa corporal. Estos factores pueden ser clasificados en diversas categorías: (a) los factores responsables por la regulación hormonal del apetito y la saciedad; (b) los factores que regulan los niveles de glucosa del organismo; (c) los reguladores del metabolismo basal; (d) los factores que controlan la cantidad, disposición y distribución de células grasas; (e) los moduladores de la diferenciación de células progenitoras; y (f) los factores que determinan el linaje celular del adipocito, y estos, además, pueden regular la producción de citoquinas que controlan la saciedad y el hambre en el sistema nervioso central y también modular el gasto de energía en otros tejidos.1

No están claras las razones para el aumento de la obesidad en las mujeres durante la menopausia. Algunos investigadores argumentan que la ausencia de estrógenos puede ser un factor importante para desencadenar la obesidad. Se reconoce que la deficiencia de estrógenos empeora la disfunción metabólica y predispone a DM2, síndrome metabólico y ECV.2

El incremento de sobrepeso y obesidad en mujeres post-menopausia es un problema de salud pública importante. La prevalencia de la obesidad, que está estrechamente relacionada con el riesgo cardiovascular, aumenta significativamente en las mujeres después de que lleguen a los 40 años; la prevalencia alcanza 65% entre los 40 y 59 años y 73,8% en mujeres mayores de 60 años.3

Por desgracia, hay un número limitado de medicamentos para el tratamiento de la obesidad, porque la mayoría de los nuevos productos ha sido retirada debido a efectos secundarios.

Los estrógenos en el metabolismo de la grasa.

Los esteroides sexuales son necesarios para regular el metabolismo del adipocito y también influyen en los depósitos de grasa, en locales específicos, dependientes del sexo. Los factores que controlan la distribución de la grasa son determinados parcialmente por las concentraciones de hormonas sexuales. Las mujeres tienden a tener más grasa total lo que favorece depósitos glúteos-femorales y subcutáneos. Peso y distribución de grasa abdominal difieren entre las mujeres en edad reproductiva y la menopausia. La disminución de los niveles de estrógeno en las mujeres durante la menopausia se asocia con la pérdida de grasa subcutánea y un aumento de grasa abdominal. La importancia de los estrógenos en la acumulación de grasa subcutánea es evidente.

Los estrógenos humanos son representados por el 17-𝛽-estradiol, que es lo más potente, seguido de estrona y estriol. La función de estos hormonas es mediada por dos tipos de receptores, los llamados receptores de estrógeno alfa (ER𝛼) y beta (ER𝛽), ambos expresos en el tejido adiposo subcutáneo y visceral. El ER𝛼 tiene papel importante en la actividad de los adipocitos, en la distribución de la grasa y dimorfismo sexual. La disminución de su expresión y sus polimorfismos están asociados a obesidad central, resistencia a la insulina, diabetes y riesgo de ECV. Así, cuando la mujer entra en la menopausia existe una disminución de los estrógenos circulantes.4