¡BASTA YA! COLOMBIA: MEMORIAS DE GUERRA Y DIGNIDAD | Page 57

INFORME GENERAL Centro Nacional de Memoria Histórica
Las huellas de la tortura 53 quedaron impresas sobre el cuerpo lacerado de las víctimas. 54 La tortura se convirtió en un hecho simultáneo en 1.123 de las 16.340 acciones de asesinato selectivo( 6,8 %) documentados por el gmh entre 1980 y 2012, así como en 244 de las 1.982 masacres( 12,3 %). Por su parte, el ruv registró 4.151 víctimas de tortura entre 1985 y el 2012.
Realizar actos violentos con sevicia y torturar fueron elementos determinantes para el proyecto paramilitar. Así lo atestigua la alta recurrencia y la inclusión de estas prácticas en el entrenamiento militar de los combatientes a través las denominadas“ escuelas de descuartizamiento” o“ escuelas de la muerte”. En la confesión hecha ante la Fiscalía por parte de Francisco Enrique Villalba Hernández, alias Cristian Barreto, se afirma haber recibido entrenamiento de este tipo en la finca La 35, en El Tomate, Antioquia:
53. La Convención contra la Tortura aprobada por la Ley 70 de 1986 la define como“ todo acto por el cual se inflija intencionalmente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento y aquiescencia”.“ Glosario de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario”, Observatorio de Derechos Humanos y dih, Presidencia de la República de Colombia, consultado el 8 de junio del 2013, http:// www. derechoshumanos. gov. co / Prensa / Destacados / Paginas / glosario _ derecho _ internacional _ humanitario. aspx 54. Se registraron huellas de inmovilización y causación de dolor sobre el cuerpo de las víctimas, que incluían el uso de cuerdas o cables sobre manos y pies de las víctimas, mordazas o vendajes en los ojos, cortes y laceraciones en distintas partes del cuerpo o señales de golpes. También se entiende por tortura los tratos crueles y degradantes a la víctima antes de ser asesinada en presencia de otros: el uso de cuerdas para estrangular; el uso de bolsas plásticas para provocar asfixia( tal y como se documentó en la masacre paramilitar de El Salado en febrero del 2000); el uso de sopletes para quemar la piel; el uso de agua a presión sobre nariz y boca; la provocación de cortes en la piel con cortaúñas, o la extracción violenta de las uñas, tal y como se documentó en la masacre de Trujillo entre marzo y abril de 1990; así como otras tantas prácticas de miembros de la Fuerza Pública que fueron documentadas en el caso de la atcc entre 1976 y 1978.
Ellos escogían a los alumnos para que participaran. Una vez, uno de los alumnos se negó. Se paró“ Doble Cero” y le dijo:“ Venga, que yo sí soy capaz”. Luego lo mandó descuartizar a él. A mí me hicieron quitarle el brazo a una muchacha. Ya le habían quitado la cabeza y una pierna. Ella pedía que no lo hicieran, que tenía dos hijos.
A las personas se les abría desde el pecho hasta la barriga para sacar lo que es tripa, el despojo. Se les quitaban piernas, brazos y cabeza. Se hacía con machete o con cuchillo. El resto, el despojo, con la mano. Nosotros, que estábamos en instrucción, sacábamos los intestinos. 55
La incorporación de la crueldad extrema en el repertorio de violencia paramilitar contribuyó a la construcción de una reputación terrorífica. Esta se convirtió en una caja de resonancia lo suficientemente eficaz como para dar credibilidad a sus amenazas y para demostrar el límite de violencia que estaban dispuestos a rebasar con el propósito de competir por el territorio. La reputación de violencia buscaba instalar el miedo en la sociedad para romper los vínculos entre la población civil y la guerrilla, y luego restablecerlos de otro modo, en función de sus intereses estratégicos. A diferencia de la insurgencia, la sevicia fue funcional en el paramilitarismo en la medida en que este grupo armado pretendía tener el control duradero de la población a través del miedo, más que a través de una oferta de protección.
La sevicia, sin embargo, no fue una práctica generalizada. Más bien se dosificó y se intercaló con otros mecanismos de terror para evitar la atención y la veeduría nacional o internacional. Por otra parte, es preciso considerar el empleo de la sevicia en la clandestinidad como práctica de tortura y como estrategia de ocultamiento y entrenamiento de los combatientes, lo que acrecentó de manera contundente su recurrencia y el número de sus víctimas.
55.“ Se entrenaban para matar picando campesino vivos( El Tiempo)”, Verdad Abierta, consultado el 8 de junio del 2013, http:// www. verdadabierta. com / component / content / article / 35-bloques / 1273-se-entrenaban-para-matar-picando-campesinos-vivos-el-tiempo.
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