Los orígenes, las dinámicas y el crecimiento del conflicto armado de Seguridad – das. Ante la violencia de las farc contra los esperanzados del reinsertado epl y la violación de los acuerdos de no agresión entre ellos, se produjo el alineamiento de los comandos populares con los paramilitares, que obtuvieron así el tiquete de entrada a la región de Urabá.
En este contexto se gestó el modelo paramilitar de alianza ilegal, captura del poder político local y control del territorio que luego se exportó a todo el país. El exterminio recíproco en Urabá alcanzó su máxima expresión a mediados de la década del noventa. Durante cinco años se presentaron en esta zona los más altos índices de violencia del país con perpetración de masacres, desplazamientos forzados y asesinatos selectivos. Del total de 52 masacres registradas en la región de Urabá, 32 se produjeron en el eje bananero y 11 al sur de Urabá. 147
Los paramilitares perpetraban una masacre y casi inmediatamente la guerrilla replicaba con otra, dando curso a una competencia entre reputaciones de violencia del terror paramilitar y guerrillero, cuyos límites se superaban con cada nueva acción. El terror paramilitar se impuso porque el bloque de fuerzas que aglutinó rebasó al de la guerrilla y por el costo político demasiado alto que ésta debió afrontar por sus acciones respecto de la sociedad de Urabá. 148
De 1994 a 1998, los paramilitares, al mando de los hermanos Vicente y Carlos Castaño, exterminaron a la Unión Patriótica 149 y a los simpatizantes del Partido Comunista en la región, para frenar el avance de las farc hacia el norte y aislar al eje bananero de las zonas de retaguardia estratégica de las farc. Del mismo modo, intentaron apaciguar la protesta laboral y reorientar a los sindicatos; 150 transformaron el mapa político de la zona, dando vida al fenómeno que años más tarde tomaría el nombre
147. Suárez, Identidades políticas y exterminio recíproco. 148. Suárez, Identidades políticas y exterminio recíproco. 178 149. Roberto Romero Ospina. Unión Patriótica. Expedientes contra el olvido( Bogotá: Centro de Memoria, Paz y Reconciliación, 2012). 150. Véanse: Fernán González, Íngrid Bolívar y Teófilo Vásquez, Violencia política en Colombia: De la nación fragmentada a la construcción del Estado( Bogotá: cinep, 2003); Carrol, Violent Democratization. Social Movements. de parapolítica. La brigada XVII del Ejército, en algunos episodios por acción y en otros por omisión, desempeñó un papel clave en este proceso, tal como lo muestra el proceso penal que se adelantó contra el general Rito Alejo del Río y como lo afirma la sentencia contra Ever Veloza, alias hh, jefe paramilitar de Urabá que se acogió al proceso de Justicia y Paz. En la sentencia se afirma que miembros de esta brigada suministraban información a los paramilitares,“ capacitaban a los civiles que se asociaban a las Convivir” y aprobaban“ la entrega de material bélico”. 151
En contraste con los paramilitares, en el sur del país se venía gestando la convergencia entre los colonos cocaleros y la histórica presencia de las farc, que tendría su punto culminante con la movilización de los campesinos cocaleros en 1995 y 1996. Las marchas cocaleras no solo fueron protestas contra las fumigaciones, sino también una oportunidad política para tramitar las demandas ciudadanas de colonos y pobladores de los departamentos de Caquetá y Putumayo, que, junto con Guaviare, fueron los centros de la movilización. En efecto, tanto en Caquetá como en Putumayo, las negociaciones con el Gobierno tuvieron como eje fundamental la exigencia del reconocimiento de la problemática social que se expresaba en los cultivos de coca y, por ende, la necesidad de buscar salidas concertadas que pasaban por el reconocimiento de los campesinos cocaleros como actores sociales y políticos. Por eso, en ambos casos, las movilizaciones terminaron con acuerdos sobre diversos aspectos relacionados con el desarrollo regional y las condiciones socioeconómicas de los pobladores, pero con desenlaces diferentes en las relaciones establecidas entre el Estado, las guerrillas, en especial las farc, los campesinos y los colonos cocaleros. 152 Al final del periodo, entre 1997 y 1998, ese ambiente de combinación de
151. Sentencia contra José BarneyVeloza García. Tribunal Superior del Distrito Judicial. Sala de Justicia y Paz. 152. Véanse: González, Bolívar y Vásquez, Violencia política en Colombia; María Clemencia Ramírez, Entre el Estado y la guerrilla: identidad y ciudadanía. El movimiento de los campesinos cocaleros del Putumayo( Bogotá: icanh / Colciencias, 2001); Juan Guillermo Ferro y Graciela Uribe,“ Las marchas de los cocaleros del departamento del Caquetá, Colombia: contradicciones políticas y obstáculos a la emancipación social”, en Emancipación social y violencia en Colombia, eds. Boaventura de Sousa Santos y Mauricio García( Bogotá: Norma, 2004).
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