Canarias es territorio amarillo
Por Fran Rodríguez
Canarias era un monopolio. Una dictadura impuesta
desde hace siete años. Más de un lustro en el que
nadie se había decidido a luchar con el tirano. Unos
preparaban su regreso con reloj de arena y los otros
se perdieron en el desierto. Sea como sea, el territorio
tenía un dueño que algunos decían que era bueno y
otros que no era suficiente. Pero todo esto es
baloncesto, que nadie se equivoque. Cualquier
parecido con la realidad política es pura coincidencia.
El dictador era el CB Gran Canaria. El único equipo en
Canarias en la élite del baloncesto español tras el
derrumbamiento del Tenerife Baloncesto y el ascenso
lento del CB Canarias. Con el siete de los siete años,
con el número de Raúl y el de otros mejores pero
nunca más goleadores, al tirano le plantaron cara. En
Canarias hubo una alternativa. Y así llegó el derbi
entre amarillos y aurinegros; entre grancanarios y
tinerfeños; entre los que mandan y los que quieren el
mando.
Los que aspiran a usurpar el trono siempre inician con
más ganas su embestida. El Canarias lo cumplía en el
primer cuarto y Lampropoulos, aquel griego que un
tiempo fue grancanario, lo refrendaba con un triple
sobre la bocina (20-17). Aquel sería el primer y único
parcial que ganarían los canaristas. Ocurrió así
porque el ‘Granca’ fue mejor, defendió mejor y tuvo
claro desde un principio -quizás todos los dictadores lo
tengan- que no gana el héroe momentáneo y
pasajero, sino aquel que en los momentos más
importantes nunca desaparece.
Un equipo en positivo
A pesar de ostentar el puesto último de
la clasificación, el Canarias es un
equipo optimista, con esperanzas. Lo
repite su entrenador y hasta lo
demuestran sus jugadores con los
números. Ante el ‘Granca’, la plantilla
canarista tuvo valoraciones positivas.
Desde el +3 de Biviá y el +6 de Uriz,
hasta el +20 de Levi Rost. Nadie tuvo
créditos en negativo y todo el equipo
sumó +74, incluso un punto más que
los ganadores, los amarillos, que
obtuvieron +73. Lo dicho: al Canarias
sólo le falta aprender a jugar los
momentos más candentes.
*Fotos por Viki Arvelo
Dos aficiones hermanas
Si el fútbol es el ‘deporte rey’, la mejor
república es la del baloncesto. Las aficiones
aurinegras y amarillas lo demostraron. Los
últimos más que los primeros, porque no
existe logro mayor que 300 voces se
escuchen más que 4 mil. Pero del graderío
tinerfeño tampoco hay queja, pues no
dudaron en hermanarse con sus rivales. Era
casi imposible cuando el que segundos
atrás te había ganado ahora te cantaba.
Aunque cantaba con corazón: “Sí se puede.
Sí se puede…”.