Los padres.
Apoyo fundamental, siempre dispuestos, siempre
animando, siempre positivos.
Son modelos de conducta para sus hijos y el resto
del equipo y por tanto conlleva una gran
responsabilidad. Los niños son como esponjas y
reproducen todo lo que hacen sus progenitores,
por lo que su comportamiento debe siempre ser
ejemplar.
No somos entrenadores, ni psicólogos, ni árbitros,
ni hooligans. Somos sus padres. Si no sabemos ser
respetuosos y educados, si no somos capaces de
controlar nuestros sentimientos, ayudemos a
nuestras hijas quedándonos al margen.
Recordemos que hemos elegido la práctica de este
maravilloso deporte para que disfruten y
evolucionen ellas. No les hagamos que se
avergüencen nunca de nosotros.
Los entrenadores.
Juntos con sus compañeras de equipo, son las
personas más cercanas a las niñas. Sus objetivos
son transmitir conocimientos y valores. Deben
procurar que sus jugadoras se enamoren del
deporte, y lo más fácil para lograrlo es que lo hagan
en un entorno de amistad, alegría y compromiso.
Muchos de ellos son jóvenes y también están
formándose, por lo que siempre es positivo nuestro
apoyo y diálogo, recordando siempre que están
educando y tratando a niñas, no a estrellas del
deporte.
Admiro a la mayoría de ellos, a los que siempre han
trabajado y trabajan por un sueño, a los que hacen
posible con su paciencia y sacrificio que día a día
ese sueño se transforme en realidad.
Los árbitros y mesas.
Todo mi respeto, admiración y cariño a este
colectivo. Es la parte menos protegida de este
mundillo. Siempre están en el punto de mira de
todos. Son en general personas jóvenes con una
misión muy complicada. Impartir justicia y
mantener la autoridad en los partidos.
Todos debemos tener presente que debemos
apoyarlos y animarlos, ya que durante los partidos
son los encargados de hacer cumplir normas y
reglas, no siempre conocidas por las niñas y el
público en general.
La gran mayoría de ellos tienen una labor
pedagógica con las niñas de una importancia vital.
Transmitir respeto y valorar el juego limpio es
mucho más importante que si una niña ha hecho
pasos de salida, ¿verdad?
Los Clubes.
Como dice la canción “Nadie es mejor que
nadie…”
Cada uno tiene su propia filosofía y estilo. He
conocido personalmente varios como SEK, el CB
El Palo, El Candado, Presentación, Asunción. A
otros los he tenido como rivales, Promesas, EBG,
Maristas, Estepona, Teresianas, y a tantos otros
que no me gustaría olvidar.
Sus objetivos tienen un denominador común y es
fomentar la práctica del baloncesto para conseguir
hacer de las niñas de hoy, mejores mujeres para el
mañana.
Este año ha surgido un nuevo proyecto que puede
impulsar el basket femenino en Málaga. El Unicaja
femenino. Ojalá, lidere todo el potencial, que sin
duda tenemos en nuestra provincia, desde la
colaboración y el entendimiento con el resto de
clubes.
La Federación.
Es la parte institucional que además de apoyar
iniciativas de los distintos clubes y potenciar la
formación de árbitros, mesas y entrenadores,
gestiona muchos sentimientos a través de las
selecciones.
Por otra parte, debo aplaudir públicamente las
numerosas iniciativas sociales que afectan a las
mujeres y que viene apoyando y organizando la
delegación de Málaga.
Cuidar y proteger a nuestras niñas sin duda es un
objetivo irrenunciable y por tanto es su deber
sancionar actitudes que contaminen nuestro
deporte.
Esta es mi visión del mundo llamado basket.
Si me preguntara alguien qué deseo para mis hijas,
sin dudarlo, le contestaría que mi deseo es que sean
felices y que hagan felices a los que las rodean. Por
eso, todos debemos impulsar y favorecer los valores
que transmite nuestro deporte y como siempre digo
“SIEMPRE CON SONRISA”.
Muchas gracias y nos vemos en las canchas.
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