BAO Nº 24 Diciembre 2019 BAO Nº 24 Diciembre 2019_ | Page 16

Los anguleros Son gente nocturna. De las que llevan un farol como eterno compa- ñero. No solo para mostrar el camino. Sobre todo, para alumbrar a la dama blanca. O transparente. Esa que se esconde en el lodo más sucio para vestirse más tarde de novia. Cuando llega escandalosa al altar de barro, entre aceite chispeante y ajos valien- tes. Pero antes debe ser enamorada. Y en eso el angulero es maestro. O maestra. Nunca tuvo sexo con- creto. Incluso no era raro verlos tra- bajar en pareja. Uno pescando, la otra vigilando y viceversa. Que no nos roben el sitio, que no nos quiten el pan. Y después jurando en el mer- cado, por los cinco montes bocine- ros, que son de la Isla o de otro paraíso admirado. Con el tamaño justo y el tacto perfecto. Luego dirán que las angulas son caras. Siempre lo fueron. En el XVIII y también antes. Pero sobre todo después, cuando hasta en Madrid, arrancando el XIX, había tortas por comerlas. Mientras existan ellas y regresen puntuales desde el lejano mar de los Sargazos, existirá la figura del paciente angu- lero. Para hacer inmortal aquella can- ción que se escuchaba en los viejos arrabales, “Un cajón con agujeros, el cedazo y el candil, llevan en Bilbao dos mil, que se llaman anguleros”.