La escenificación del motivo de la creación pictórica tiene lugar en una sala de
pinturas, y más presisamente, entre el reverso del lienzo y el espejo que refleja
su verso. Tela y espejo son, en cierto modo, los límites de la imagen. En otras
palabras, tela y espejo son al mismo tiempo imágenes en situación límite: “lo
que aún no es imagen” / “lo que ya no es imagen”.
Madrid, 2006.
VICTOR I. STOICHITA, La invención del cuadro
Conversación de taller entre Cristina del Campo (realizando labores de asistente
para esta exposición) y Ricardo González García.
(Lo que van a leer a continuación no es una transcripción literal, sino una
reconstrucción de todo lo que se habló durante la confección de la exposición
BACKGROUND, de forma que el espectador pueda hacerse eco de aquellas
reflexiones e inquietudes que acompañan al artista durante su actividad,
pudiendo conocer algo más sobre los procesos ocultos que se realizan en el
taller.)
Cristina: ¿Cómo se genera la idea de esta exposición, cuando decides
qué vas a hacer y cómo se fragua tu idea?
Ricardo: La primera pauta me la dio la miniserie “Arquitecturas efímeras”,
realizada a finales de 2013, donde la composición de la representación giró
hacia un planteamiento escenográfico, permitiéndome que las imágenes
pasaran de un plano frontal, a deambular por el escenario en el que se
hallaban, como gran parte de las cosas actuales, en un estado provisional.
Esta disposición me hizo pensar en esa concepción del mundo como un gran
teatro barroco, lo que derivó inmediatamente en un creciente interés por hablar
de aquellos mecanismos previos, que dan lugar a la ilusión que supone la
representación. Algo extrapolable, desde la sospecha de la existencia de una
posible conspiración que condiciona nuestras acciones, lo que también nos
puede conducir a una cierta paranoia, a la pregunta de por qué esto es así,
cómo funcionan éstas o quiénes son los verdaderos agentes que mueven los
hilos del sistema. Ir descubriendo capas de la realidad para encontrar este
último Background, ese trasfondo, no es tarea fácil. Término generalizado en la
jerga informática, viene a indicarnos que existen procesos que siguen actuando
en segundo plano, ocultos a los ojos del usuario. Lo que por una parte nos
facilita el trabajo pero también supone una puerta abierta para intromisiones
no deseadas, una situación que nos lleva a un estado de alerta permanente.
Total: el mensaje que yo quería transmitir tornó inmediatamente a un
acercamiento al cometido que la imagen desempeña en la actualidad, al gran
peso que posee como generadora de nuestra realidad, de nuestros actos y
creencias. Un recorrido que, partiendo de la sospecha, nos zambulle en ese
denso mar laberíntico que supone la iconosfera actual, con la intención de
encontrar alguna clave que nos posibilite volver a hincar nuestras esperanzas
en la tierra, para extraer de ella esa piedra filosofal que nos permita sortear
cualquier avatar. Aventura complicada debido a la multitud de manipulaciones
ocultas tras la actual apariencia generalizada. Zizek, filósofo de la escuela
lacaniana, dice que la realidad pasa por esta imagen actual, que los medios
se encargan de hacernos llegar, y que sin ella sólo queda la pura abstracción.
Tomando esta premisa como situación irrefutable y con las armas del Arte, las
que me otorgo desde la óptica filosófica de la pintura, me dispuse a hojaldrar de
alguna manera la realidad, desde las limitaciones propias derivadas del tiempo
disponible, el espacio y los “jardines” que estaba dispuesto a pisar, tratando
de acercarme al sistema compositivo de este suculento pastel inabarcable
que comento, donde detrás de cada capa, de cada imagen, siempre hay otra,
propiciando que llegar a ese último fondo, a la matriz o fuente primera, acabe
siendo una utopía. Desde esa arquitectura provisional posmoderna, a modo
de pintura-relato del momento de incertidumbre presente, hacia este discurso
Diego Velazquez,
Las Meninas, 1656.
de la imagen relacionada con los medios de comunicación que comento, y al
tiempo de una mirada retro-progresiva hacia ese pasado que va sumándose a
la mochila de la experiencia, realicé un recorrido mnemónico por ciertas piezas
realizadas o comenzadas en el pasado, que se podían adaptar para sumar algún
aspecto de esta gran visión poliédrica, que en muchas ocasiones anteriores ya
he tratado de transmitir. Esto me posibilitaba, al tiempo de ofrecer un aspecto
relacionado con mi propio bagaje, íntimamente relacionado con el mundo del
Arte, encontrar ese punto equidistante, de necesaria optimización espacio-
temporal, por el que han de pasar todas aquellas líneas argumentales que
extiendo acerca del proyecto.
En esa búsqueda, ir al fondo del asunto, hacia la extracción de ese alegórico
Grial, enfoqué mi cometido desde el terreno propio, desde el lugar donde se ha
generado y expuesto el proyecto. Desde ese terreno; el “ground” de Background,
lugar de partida, y que asimismo me ha otorgado, para bien o para mal, el poso
de mi experiencia hasta el momento, ese que va constituyendo mi fundamento.
Y a mis propios referentes, a aquellos que me han posibilitado hacer lo que
hago. Terreno particular, aquel donde uno desarrolla sus vivencias, y del mundo
en general, que en su relación da pie a ese concepto de lo “glocal”, que une
lo local con lo global, una adaptación necesaria en tiempos de globalización.
Pero también como referencia a ese otro mundo ideal del Arte, que se mueve
paralelo al anterior, sustrato desde el que se dirige el mensaje plástico.
Según lo argumentado, ante la sorpresa de lo que me podía encontrar, la
propuesta se volvió experimental. Puesto que opté por una forma de proceder
abierta a la colaboración, el estudio se fue convirtiendo paulatinamente en
un laboratorio de experimentos de campo en torno a lo real, lo imaginario y
lo simbólico, donde se aceptaban las opiniones de aquellas personas que me
ayudaban en esta empresa. En relación al hecho de comparar el taller con un
laboratorio se me ocurrió que, como hermético hilo conductor, podía recurrir a
la alquimia, cuya raíz etimológica significa “tierra negra”, que conecta a su vez
con ese “ground” que antes comentaba. En ese sentido, sus textos crípticos
me proporcionaban un alegórico simbolismo en torno a ciertos conceptos que
quería dejar caer, sin mostrarlos explícitamente. Lo que, además, coincidía con
los colores principales de las etapas de creación de la gran obra alquímica, opus
magnum, adaptándose perfectamente a mi idea respecto a las condiciones en
que se desarrolla y se muestra mi trabajo, cuyo fin es la sublimación, como
aquel objetivo que el arte persigue; hacer que un objeto se eleve hasta la
dignidad de la cosa, como comenta Lacan.
C: ¿Qué papel desempeñan tus colaboradores en esta ocasión?
R: Como he mencionado, a la hora de trabajar con ellos, me iban aportando
su visión a partir de lo que les proponía, a partir de ideas que en principio se
presentaban, a veces, incipientemente. Con algunas piezas lo tenía muy claro,
pero otras fueron creciendo al compás de esta comunión de equipo. A modo de