Competidores
Tomadas al azar, vale la pena no
olvidar lo que en su momento le contaron a Guillermo José Schael algunos de
los pioneros constructores de la importante actividad que ha significado la
comercailización de vehículos automotores en el país desde que William H.
Phelps y Enrique Arvelo se asociaron
alrededor de una marca cuya representación les fue otorgada por el fabricante estadounidense que en Detroit
revoluciona y acelera los pasos de la
industria automotriz y en Venezuela no
sin las dificultades impuestas por diversas circunstancias, halla un mercado atractivo acerca del cual con lujo de
detalles, particulartemente Edgar Anzola y Félix Carpio contaron muchas de
la peripecias de los primeros tiempos.
Parece obvio que el doctor Isaac
Capriles agenció directo en Nueva York
la adquisición de su Cadillac precursor
1904, así como también funcionarios
o amigos del gobierno gestionan en
persona durante estadas en Europa,
sobre todo Francia, traer autos como
el Darracq 1905 utilizado en ocasiones
por el presidente Castro. Hombres de
fortuna que llegan a Europa desde Venezuela, y los maravilla el automóvil
sin reparar a la hora de comprar alguno que en su país aún faltaba crear
condiciones para que circularan e incluso pudiesen ser tanto conducidos
como mantenidos como el esmero exigido por tecnologías apenas salidas del
cascarón.
Sin embargo, nada se detuvo desde ese mes de abril de 1904. Con los
años, algunos que en aquel preciso
instante eran muy jóvenes, a veces sin
vocación definida pero con fibra para
acertar dentro del mundo de los negocios, en el del automóvil, quisieron
dejar testimonios acerca de experiencias como pioneros en la comercialización. Entre los competidores de Phelps
y sus agentes delegados, Pedro Vallenilla Echeverría le contó a Guillermo
Schael:
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«Las líneas que representábamos
entonces y que tenían más salida en
Venezuela fueron Chevrolet y Cadillac.
El primero era un automóvil de precio
popular que había disputado palmo a
palmo con el Ford la carrera de penetración hacia los lugares más apartados
del país».
El máximo de utilidad al mínimo
de costo, se leía en los avisos que promovían en 1927 la marca Chevrolet
representada por la Corporación Venezolana del Motor, firma sucesora de
Gustavo J. Paúl & Cía., con casas en
La Guaira, Maracaibo, Valencia y San
Cristóbal, además de Caracas. Una de
aquellas notables combinaciones de
utilidad y economía valía, en la versión
Turismo, 4.495 bolívares, mientras el
Roadster dos pasajeros 4.495 bolívares
y el Cabriolet 2/4 [dos pa´cuatro] pasajeros, 5.975 bolívares, el más costoso de la línea.
Cadillac, primer automóvil americano de ocho cilindros «cuya exquisita
apariencia no es sino el principio», en
cambio era un carro de más tono, solicitado por altos funcionarios gubernamentales y hombres de negocios para
ser usado en el perímetro urbano ya
que por ser relativamente pesado resultaba arriesgado atravesar los malos
caminos que existían en Venezuela.
Con el correr del tiempo, Vallenilla incorporó a su línea de distribución
el Studebaker, automóviles y camiones
Ford así como los neumáticos Miller y
Firestone. Entre algunos colaboradores de su casa de representaciones automotrices, figuraron Guillermo
Chapellín y Jorge Herrera Uslar.
Gustavo J, Paúl & Cía. había sido
crisol de magníficos vendedores, muchos de éstos más tarde concesionarios
de automóviles: Alfredo Wallis, Henrique Sanabria Boulton, Armando
Planchard, Antonio Sucre, Bernardo
Siso, Carlos Duarte, J. M. Sarmiento,
M. A. Cook, Luis y Policarpo Mata
Sifontes, Juan Bautista Arismendi.
Oscar González, Esteban Ballesté,
Carlos Baiz, Aníbal Gómez, Jorge Herrera Uslar, Ángel Mayorca, Pedro
Russo, Andrés Sucre, Edgar J. Anzola,
Juan Simón Mendoza, Benjamín Lagrange, Moisés Herrera, Martín Marciales, Hermán Roo, P. Febres
Jelambí, Francisco Pancho Acosta,
Oscar Degwitz, Juan Ravelí, Frank
Pocaterra, Jesús Marcano Raffetti y
José Mateu.
Ligada a los vehículos producidos
en Estados Unidos por General Motors
estaba la Compañía Anónima de Automóviles, sucesora de Sosa Altuna &
C.A., que operaba en Caracas, Maracaibo y Valencia.
«Mi padre era subdistribuidor [en
La Victoria], como los llamaban en
aquel tiempo» -refirió Freddy Mateu al
recordar capítulos de la historia de don
José Mateu -su padre-, quien en 1937
fundó, junto a los padres de Vicente
Amengual y Freddy Mayoral, la Compañía Nacional de Automóviles, siempre dedicada a productos GM, la cual
llegó a ser la compañía de distribución,
con la misma denominación comercial,
más antigua de Venezuela.
En marzo de 1978, Mateu celebró
medio siglo como distribuidor de Chevrolet. En su oficina tenía la fotografía
tomada el 19 de marzo de 1928, recuerdo de la reunión social para presentar al público el Chevy de aquel
año. Aparecen retratados alrededor del
modelo -además de Mateu-, Graciela
Coleman, Bernardo Siso, Jaime Antich, Moisés Herrera, Jesús Guitián,
William Todd -agente de la GM en
Venezuela- y Federico Wulf.
Otro personaje que el año 1920
regresaba de Europa, bachiller y cuota inicial de médico, fue Juan Bautista
Arismendi. En Caracas, le abre sus
puertas el Almacén Americano, de
William H. Phelps, de cuy ?????????)??????????????????
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