Automóviles y Caminos 2009 | Page 88

Competidores Tomadas al azar, vale la pena no olvidar lo que en su momento le contaron a Guillermo José Schael algunos de los pioneros constructores de la importante actividad que ha significado la comercailización de vehículos automotores en el país desde que William H. Phelps y Enrique Arvelo se asociaron alrededor de una marca cuya representación les fue otorgada por el fabricante estadounidense que en Detroit revoluciona y acelera los pasos de la industria automotriz y en Venezuela no sin las dificultades impuestas por diversas circunstancias, halla un mercado atractivo acerca del cual con lujo de detalles, particulartemente Edgar Anzola y Félix Carpio contaron muchas de la peripecias de los primeros tiempos. Parece obvio que el doctor Isaac Capriles agenció directo en Nueva York la adquisición de su Cadillac precursor 1904, así como también funcionarios o amigos del gobierno gestionan en persona durante estadas en Europa, sobre todo Francia, traer autos como el Darracq 1905 utilizado en ocasiones por el presidente Castro. Hombres de fortuna que llegan a Europa desde Venezuela, y los maravilla el automóvil sin reparar a la hora de comprar alguno que en su país aún faltaba crear condiciones para que circularan e incluso pudiesen ser tanto conducidos como mantenidos como el esmero exigido por tecnologías apenas salidas del cascarón. Sin embargo, nada se detuvo desde ese mes de abril de 1904. Con los años, algunos que en aquel preciso instante eran muy jóvenes, a veces sin vocación definida pero con fibra para acertar dentro del mundo de los negocios, en el del automóvil, quisieron dejar testimonios acerca de experiencias como pioneros en la comercialización. Entre los competidores de Phelps y sus agentes delegados, Pedro Vallenilla Echeverría le contó a Guillermo Schael: 88 «Las líneas que representábamos entonces y que tenían más salida en Venezuela fueron Chevrolet y Cadillac. El primero era un automóvil de precio popular que había disputado palmo a palmo con el Ford la carrera de penetración hacia los lugares más apartados del país». El máximo de utilidad al mínimo de costo, se leía en los avisos que promovían en 1927 la marca Chevrolet representada por la Corporación Venezolana del Motor, firma sucesora de Gustavo J. Paúl & Cía., con casas en La Guaira, Maracaibo, Valencia y San Cristóbal, además de Caracas. Una de aquellas notables combinaciones de utilidad y economía valía, en la versión Turismo, 4.495 bolívares, mientras el Roadster dos pasajeros 4.495 bolívares y el Cabriolet 2/4 [dos pa´cuatro] pasajeros, 5.975 bolívares, el más costoso de la línea. Cadillac, primer automóvil americano de ocho cilindros «cuya exquisita apariencia no es sino el principio», en cambio era un carro de más tono, solicitado por altos funcionarios gubernamentales y hombres de negocios para ser usado en el perímetro urbano ya que por ser relativamente pesado resultaba arriesgado atravesar los malos caminos que existían en Venezuela. Con el correr del tiempo, Vallenilla incorporó a su línea de distribución el Studebaker, automóviles y camiones Ford así como los neumáticos Miller y Firestone. Entre algunos colaboradores de su casa de representaciones automotrices, figuraron Guillermo Chapellín y Jorge Herrera Uslar. Gustavo J, Paúl & Cía. había sido crisol de magníficos vendedores, muchos de éstos más tarde concesionarios de automóviles: Alfredo Wallis, Henrique Sanabria Boulton, Armando Planchard, Antonio Sucre, Bernardo Siso, Carlos Duarte, J. M. Sarmiento, M. A. Cook, Luis y Policarpo Mata Sifontes, Juan Bautista Arismendi. Oscar González, Esteban Ballesté, Carlos Baiz, Aníbal Gómez, Jorge Herrera Uslar, Ángel Mayorca, Pedro Russo, Andrés Sucre, Edgar J. Anzola, Juan Simón Mendoza, Benjamín Lagrange, Moisés Herrera, Martín Marciales, Hermán Roo, P. Febres Jelambí, Francisco Pancho Acosta, Oscar Degwitz, Juan Ravelí, Frank Pocaterra, Jesús Marcano Raffetti y José Mateu. Ligada a los vehículos producidos en Estados Unidos por General Motors estaba la Compañía Anónima de Automóviles, sucesora de Sosa Altuna & C.A., que operaba en Caracas, Maracaibo y Valencia. «Mi padre era subdistribuidor [en La Victoria], como los llamaban en aquel tiempo» -refirió Freddy Mateu al recordar capítulos de la historia de don José Mateu -su padre-, quien en 1937 fundó, junto a los padres de Vicente Amengual y Freddy Mayoral, la Compañía Nacional de Automóviles, siempre dedicada a productos GM, la cual llegó a ser la compañía de distribución, con la misma denominación comercial, más antigua de Venezuela. En marzo de 1978, Mateu celebró medio siglo como distribuidor de Chevrolet. En su oficina tenía la fotografía tomada el 19 de marzo de 1928, recuerdo de la reunión social para presentar al público el Chevy de aquel año. Aparecen retratados alrededor del modelo -además de Mateu-, Graciela Coleman, Bernardo Siso, Jaime Antich, Moisés Herrera, Jesús Guitián, William Todd -agente de la GM en Venezuela- y Federico Wulf. Otro personaje que el año 1920 regresaba de Europa, bachiller y cuota inicial de médico, fue Juan Bautista Arismendi. En Caracas, le abre sus puertas el Almacén Americano, de William H. Phelps, de cuy ?????????)?????????????????? ???????? ????????5???????I???????????)??????????????????????????????)???????????????1?????? ???????????)??????????????????????????????((0