barra de Maracaibo las transportaban
hacia los diversos destinos gasolina,
aceites, kerosén, grasas. Manuel Mosquera Soublette le confiaría a Domingo Hurtado Medina [El Farol, 1963],
que la gente prefería quedarse con los
tambores para darles alguna utilidad
en sus negocios y casas, donde eran
muy apreciados.
En 1934 se puso en servicio el
primer tanquero para mercadeo interno, el Invercorrie, de cinco mil toneladas. Surgieron entonces los patios de
almacenamiento en La Guaira y Puerto Cabello, entre otros.
Venezuelan Oil Concessions, después Shell de Venezuela, al igual que
la compañía Lago, después Creole Petroleum Co., comenzaron a hacer despachos de gasolina desde San Lorenzo
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y La Salina, respectivamente. Oriente
se abastecía con la producción de Caripito, desde 1931.
En Maracaibo, la primera bomba
de gasolina la inauguró el Presidente
del Estado Zulia, general Vicente Pérez
Soto. Ello sucedió en noviembre de
1930. La gente comenzó a llamarla
Bar Munich, ubicada como estaba en
un barrio de ese mismo nombre. La
segunda la establecieron cerca del cementerio marabino El Cuadrado.
La quinta bomba Esso fue abierta en Caracas en 1932, en el cruce de
la Gran Avenida o carretera del Este
a la entrada de Sabana Grande y Las
Acacias. Pero en 1930, la bomba PanAm situada a la entrada del sector El
Cementerio, en Caracas, era un concurrido establecimiento.
La demanda en abierto crecimiento, se convirtió para los pulperos en
otro negocio el expendio de combustible, de gasolina concretamente, en
cualquier lugar de la República, una
gran oportunidad en particular antes
del progresivo establecimiento de bombas en los garajes y demás lugares estratégicos a la entrada y salida de las
poblaciones. A comienzos de la segunda década del siglo, Domingo Ottati
había emprendido un pequeño negocio
para brindar este servicio a propietarios y conductores.
Las bombas instaladas por las
petroleras funcionaban por gravedad.
Era necesario escurrir la manguera
a fin de vaciar todo el contenido en
el tanque.
El Ford A traía el recipiente debajo del parabrisas, entre el receptáculo
de pasajeros y el motor. Mediante una
manivela el bombero succionaba el
combustible hasta completar la medida; luego se abría el grifo para derramarlo en el tanque del automóvil.
Consumía 995 litros de gasolina para
recorrer 5.007 kilómetros, vale decir,
5 kilómetros por litro. D.O. Powell,
gerente de venta de productos Shell en
San Cristóbal (Táchira), informó que