Automóviles y Caminos 2009 | Page 70

barra de Maracaibo las transportaban hacia los diversos destinos gasolina, aceites, kerosén, grasas. Manuel Mosquera Soublette le confiaría a Domingo Hurtado Medina [El Farol, 1963], que la gente prefería quedarse con los tambores para darles alguna utilidad en sus negocios y casas, donde eran muy apreciados. En 1934 se puso en servicio el primer tanquero para mercadeo interno, el Invercorrie, de cinco mil toneladas. Surgieron entonces los patios de almacenamiento en La Guaira y Puerto Cabello, entre otros. Venezuelan Oil Concessions, después Shell de Venezuela, al igual que la compañía Lago, después Creole Petroleum Co., comenzaron a hacer despachos de gasolina desde San Lorenzo 70 y La Salina, respectivamente. Oriente se abastecía con la producción de Caripito, desde 1931. En Maracaibo, la primera bomba de gasolina la inauguró el Presidente del Estado Zulia, general Vicente Pérez Soto. Ello sucedió en noviembre de 1930. La gente comenzó a llamarla Bar Munich, ubicada como estaba en un barrio de ese mismo nombre. La segunda la establecieron cerca del cementerio marabino El Cuadrado. La quinta bomba Esso fue abierta en Caracas en 1932, en el cruce de la Gran Avenida o carretera del Este a la entrada de Sabana Grande y Las Acacias. Pero en 1930, la bomba PanAm situada a la entrada del sector El Cementerio, en Caracas, era un concurrido establecimiento. La demanda en abierto crecimiento, se convirtió para los pulperos en otro negocio el expendio de combustible, de gasolina concretamente, en cualquier lugar de la República, una gran oportunidad en particular antes del progresivo establecimiento de bombas en los garajes y demás lugares estratégicos a la entrada y salida de las poblaciones. A comienzos de la segunda década del siglo, Domingo Ottati había emprendido un pequeño negocio para brindar este servicio a propietarios y conductores. Las bombas instaladas por las petroleras funcionaban por gravedad. Era necesario escurrir la manguera a fin de vaciar todo el contenido en el tanque. El Ford A traía el recipiente debajo del parabrisas, entre el receptáculo de pasajeros y el motor. Mediante una manivela el bombero succionaba el combustible hasta completar la medida; luego se abría el grifo para derramarlo en el tanque del automóvil. Consumía 995 litros de gasolina para recorrer 5.007 kilómetros, vale decir, 5 kilómetros por litro. D.O. Powell, gerente de venta de productos Shell en San Cristóbal (Táchira), informó que