A vender carros en el llano
Cuando se disolvió la firma Arvelo & Phelps, por haber concedido Ford
Motor Company la agencia exclusiva
en Venezuela al Almacén Americano,
William H. Phelps decidió, en vista
del visible acondicionamiento que se
venía haciendo en las carreteras, realizar un viaje de propaganda a los estados Guárico y Apure.
«Aunque la carretera más allá de
Ortiz estaba todavía en condiciones
poco satisfactorias, y habiendo sido yo
designado para esta misión, me dispuse a iniciar el recorrido. El estado del
ánimo dejaba mucho que desear. Prácticamente, el pobre auto iba despachurrando terrones llaneros; pero llegamos,
siempre triunfantes, primero a San
Juan de los Morros, y luego a Ortiz, El
Sombrero, Calabozo, Camaguán y por
último, San Fernando de Apure.
El carro utilizado en aquel viaje
era un Touring Car y su manejo fue
confiado al Negro Felipe, recomendado
especial de nuestro Jefe de Estación de
Servicio, Juan de la Cruz Mata. Verdaderamente, se podía confiar en Felipe en lo referente a la mecánica del
carro, que conocía al dedillo; pero no
podía decirse lo mismo respecto al
manejo, por lo que tenía yo que compartir con él, por horas, el puesto del
volante y viajar siempre a su lado en
el asiento delantero, como aconsejaba
la precaución.
Carlos Stelling y Ricardo Zuloaga
emprendieron en 1918 un viaje hasta
encontrarse con río Apure cerca de San
Fernando, todo sin haber caminos adecuados para automóviles ni siquiera
en el secano...
Maracaibo
Maracaibo era « en 1912, una
pueblerina ciudad con unas pocas calles mal pavimentadas y con un busto
de Cristóbal Colón montado sobre una
esfera de dos metros de alto simulando
un globo terráqueo, frente al puerto.
La colonia americana estaba constituida sólo por el cónsul J. A. Ray y los
nuevos exploradores, con quienes se
reunía el señor William Phelps que
tenía un almacén en Caracas para distribuir productos norteamericanos
como máquinas de afeitar, de escribir
y posteriormente los automóviles Ford
». [Ralph Arnold y George Macready:
The first big oil hunt in Venezuela1911-1916].
Sin embargo, antes de finalizar
1912, paradójicamente, el comité de
amigos de la aviación constituido en la
ciudad, logra el arribo por vía marítima del piloto Frank Boland llevándole a los marabinos los mismos tres
aviones que partir del 29 de septiembre
exhibe en vuelos sobre Caracas, Valencia, Puerto Cabello y Barquisimeto.
Permaneció un mes aguardando un
repuesto solicitado a Nueva York para
poder elevar el primer vuelo de una
aeronave motorizada. Por cierto que
acabó en aguas del lago. Entre los tres
aparatos en demostración, tenía uno
diseñado para acuatizar pero aquella
vez la maniobra acuática fracasó y Boland tuvo que nadar hasta la orilla
antes de iniciar el rescate del hidroavión accidentado.
Sin lugar a dudas, en algún momento de 1910 estuvo presente en
Maracaibo el fenómeno del automóvil. Cuando comienza a apoderarse
de Maracaibo produce la pérdida de
la vigencia y posterior clausura del
sistema urbano de tranvía eléctrico
que desapareció en 1935, cuando la
ciudad tenía 110 mil habitantes y regularmente comenzaban a llegar aeronaves que se posaban sobre las
aguas del lago para tomar o descargar
pasajeros y carga.
«El primer automóvil lo trajo a
Maracaibo el señor Phelps. Mis abuelos fueron de los primeros que adquirieron uno de ellos» -me refiere el
siempre atento y cordial jurista, diplomático y coleccionista, Kurt Nagel
von Jess.
También desde el Zulia se irradia
el automóvil hacia parte del resto del
occidente de Venezuela. Por caso,
Francisco Domínguez Villegas, recoge
en Páginas Trujillanas el suceso que
vino a significar que en octubre de
1915 la ciudad de Nuestra Señora de
La Paz vio circular por sus calles empedradas y revestidas de grama silvestre, al primer automóvil que llegó a
Trujillo. Se indica que en el mismo
embalaje en que llegara a la Estación
de Ferrocarril de Motatán, procedente
de Maracaibo, el automóvil fue conducido en hombros por una cuadrilla de
trabajadores hasta el sitio llamado Paso de Jiménez, pues no existía aún la
carretera. «Allí - dice - lo recibió para
acondicionarlo y conducirlo a Trujillo,
el coronel Lorenzo González Pacheco,
trujillano de la población de Santiago,
quien ejercía la gobernación del Distrito Capital, y se ofreció para esta
comisión».
En cuanto al automóvil en Maracaibo, Roberto Jiménez Maggiolo abunda en detalles en la siguiente narración
la cual transcribimos tal cual lo encontramos: « .nuestra historia criolla [del
automóvil], por lo menos en Maracaibo,
la conozco bien a través de mis padres,
De los primeros vehículos Ford que vinieron a Maracaibo, uno fue de mi padre Juan Bautista Jiménez, que se había
graduado de médico menor de edad, a
los veinte años en 1906. Le tocó el cierre de la Universidad del Zulia por Cipriano Castro, cuando estaba en
cuarto año. El título lo obtuvo en Caracas y su mamá fue a firmar por él los
registros legales. El automóvil, que posiblemente era del Modelo T [los llamaban «el Ford de tablita»] era blanco y
los maracaiberos lo apodaban «el palo-
63