SIN DESAPARECER , EL CINE SIGUE VIVO
“¿ Por qué volver a tocar el tema de los desaparecidos ? ¿ No te preocupa que sea un asunto ya gastado ?” - . Preguntó la periodista , que esperaba ansiosa mi respuesta mientras agitaba de un lado a otro su lapicera , y sin dejar de sonreír me miraba atenta .
Pasaba el año 2015 y me encontraba promocionando lo que fue mi primer cortometraje de ficción . La emoción y la incertidumbre me venían constantes : nadie me explicó cómo era el proceso de divulgación , nadie me dijo cómo hablar en televisión , en radio , para un medio impreso , pero las ganas no me faltaban y la emoción me ganaba . Después de la presentación inicial , la entrevistadora soltó la pregunta que abría la entrevista : - ¿ Por qué hablar otra vez sobre lo mismo ? - No supe qué contestar .
Jalisco se encuentra dentro de los cinco estados con más personas desaparecidas en todo el país . Según el Registro Nacional de Personas Extraviadas y Desaparecidas ( RNPED ) en el año 2015 se tenía constancia de más de 24 mil personas desaparecidas en México , y más de 2 mil en el estado de Jalisco , ocupando éste el cuarto lugar . Ello sin contar todos los casos que no se denuncian y que por lo tanto no hay registro oficial .
“¿ Para qué es el cine sino es para aferrarse a la vida y contarla atravesando fronteras ?” Esta pregunta me la venía repitiendo constantemente , pero , ¿ aferrarse a qué ?, ¿ al dolor o al recuerdo agrio de un pasado que sigue incierto ?
El cortometraje que lleva por título Un Ratito Más . Entonces Ayer ( 2015 ) vuelve a “ hablar sobre lo mismo ”, vuelve a repetir la necesidad de exponer una realidad agria y dolorosa , “ vuelve ”… ¿ se trata de una moda ? No , no lo creo , se trata de realzar la memoria y apuntar a la herida , aquella que sigue abierta con la esperanza de poder cerrarla y , tal vez , sanar .
A pocos meses del caso que indignó al país por los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “ Raúl Isidro Burgos ” de Ayotzinapa , el ITESO , mi entonces universidad , se unió al paro nacional # ParoActivo5N , donde se llevaron a cabo conferencias , exposiciones y mesas de debate que guiaban a la reflexión y a las constantes interrogantes . De pronto , entre las agitantes actividades , me detuve en una de las conferencias al escuchar la voz quebrada de una mujer . Una voz sobre todo cansada , que se había acostumbrado a gritar y que ahora , en voz baja , hablaba de cómo llevaba más de ocho años buscando a su hijo desaparecido ; que hablaba , también , de cómo el enojo la invadía al escuchar que sus seres más queridos la invitaban a renunciar a su búsqueda : ella se negaba . No era terca por compromiso , sólo le dolía y se aferraba a la vida , la esperanza . Cada mañana iba a la habitación de su hijo , la limpiaba sin estropear nada , tenía mucho cuidado en dejar las cosas “ tal cual él las había dejado ” el último día , con la esperanza de que , cuando volviera , lo encontrara “ justo como lo dejó ”. Al final lo contemplaba de pie unos minutos y después volvía a salir : seguía buscando .
El cine , para mí , fue una ventana para relatar su historia , un homenaje a su infatigable búsqueda . Un cortometraje que , como muchos , se une a la gran fila de películas que toman el lenguaje audiovisual como trinchera de protesta en medio de un país arrebatado por la violencia y cobijado por la injusticia .
“¿ Por qué volver a tocar el tema de los desaparecidos ? ¿ No te preocupa que sea un asunto ya gastado ?”
La pregunta sigue reclamando una respuesta . Y , mientras llega , el cine la sigue exigiendo ( Los finales felices tendrán que esperar a una mejor realidad ). ▪
Manuel Acuña A .
Foto por : David Mancillas
Autarquía 11