Autarquía segundo número- Capitalismo | страница 14

Marx y Nietzsche ii

Foto por: Inés Gutiérrez
Habíamos anotado que en 1870 estalló la guerra entre Francia y Prusia, y por primera vez en la historia, frente a la voz de los emperadores, se alzó la voz de los obreros. No pasaron dos meses de batalla, cuando en septiembre de 1870 el ejército prusiano venció al francés y capturó al emperador Luis Bonaparte, que capituló en el acto; pero la capital francesa se negó a rendirse. El 4 de septiembre, el pueblo parisino se levantó en armas contra su propio emperador y proclamó la República; entonces, París fue sitiado por el ejército prusiano. La ciudad de París, asediada y vencida por el hambre, capituló el 28 de enero de 1871; pero no la Guardia Nacional, conformada principalmente por obreros, que se quedó sola en defensa de la República francesa frente al ejército invasor. Durante septiembre, al instaurar la República, el pueblo francés permitió al antiguo cuerpo legislativo, constituirse en Gobierno de la Defensa Nacional, con sede en Versalles y al mando de Thiers. Este gobierno quedó conformado principalmente por terratenientes y burgueses. Así, París quedó bajo la defensa de la Guardia Nacional, mientras el gobierno de Versalles se había rendido ante los prusianos y no sólo eso: el 18 de marzo, Thiers – ya bajo las órdenes de Bismark – ordenó a sus tropas robar los cañones y desarmar a la Guardia Nacional. Este intento fracasó, pero estalló la guerra entre la Guardia nacional y el gobierno de Versalles. El 26 de Marzo de 1871, se proclamó la Comuna de París; es decir, se constituyó la primera República en el mundo, gobernada directa y efectivamente por el pueblo. ¿ Qué hizo la Comuna de París? Entre otras cosas, condonó los pagos de alquiler de viviendas, de octubre de 1870 a abril del 71; suspendió la venta de objetos empeñados en el monte de piedad y clausuró las casas de empeño; acordó que el sueldo máximo que podría percibir un funcionario de la Comuna, no podía exceder de 6 mil francos; decretó la separación de la iglesia y el Estado, y declaró de propiedad nacional todos los bienes de la iglesia; públicamente quemó la guillotina y destruyó la Columna Triunfal de Vendôme – símbolo de incitación al odio entre las naciones –; ordenó reabrir las fábricas abandonadas por los patrones, y entregarlas a los obreros organizados en sociedades cooperativas; y abolió el trabajo nocturno. La Comuna fue, en fin, lo que alguien muy atinadamente llamó un“ asalto al cielo”; fue el auténtico gobierno del pueblo para el pueblo.
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