funcionales. La mayoría de las veces no saben lo que hay
que decir, hacer, callar, reproducir, y se detienen, se paran
en su lugar y se ponen a pensar. ¡Qué maravilla! El silen-
cio y la inacción exterior como resultado de la ubicación,
el diálogo y la actividad interna. La locura no fragmentada
de un yo íntegro que se asume y desde su lugar puede en
verdad asumir el mundo. ¡Bendita locura esta! ¡Elo-
giémosla! Gracias a ella nos cultivamos, y cultivamos
nuestro entorno, el resultado (ura) de este cultivo (cul-
tus), es la cultura.▪
Eneyda Suñer
Autarquía
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