padre del psicoanálisis y de la psicoanalista más innova-
dora después de él, la señora Klein. Bion es uno de los que
más ha abundado en esta división no tajante entre gente
psicótica y no psicótica, esto es, entre “gravemente pertur-
bada” y “normópata”; más bien, a partir de su exposición
ha explorado partes de la personalidad más fragmentadas
y cargadas de agresión, por una parte y, por otra, a las más
tendientes a la formación de vínculos interpersonales que
se integran en una ética de responsabilidad y compromiso
interpersonal saludable, en el desarrollo de la capacidad
del pensamiento desde el punto de vista de la vida interna
mental.
Las ideas de Bion son ricas, complejas y difíciles de mas-
ticar. Pero lo más desafiante es llegar a pensarlas a partir
de fenómenos intersubjetivos y autorreflexivos. Es decir,
más allá de apoderarnos de ellas vía el pensamiento abs-
tracto, se trata de aprender a verlas en acción, en movi-
miento. Él intentó hacerlo en su clínica, en la que abogó
por lograr una relación terapéutica y una comunicación
de algún tipo con aquellas personas que tenían fuertes di-
ficultades para lograr un contacto de confianza debido a
sus importantes distorsiones tanto de su realidad externa
como interna, ya que llenaban su interpretación del mun-
do de perseguidores externos puestos en objetos y en los
otros. Esto, a final de cuentas, es lo que genera el grave
deterioro que se suele ver en cierta gente, así como el alto
grado de sufrimiento físico, mental y social. Para él, la
personalidad esquizofrénica comporta los siguientes ras-
gos (Bion, 1984, en un artículo publicado en Second Thoughts):
1) una preponderancia de impulsos destructivos tan poderosa que
sofoca aquellos tendientes al amor, de manera que incluso estos
últimos se vuelven sádicos.
2) un fuerte odio a la realidad externa e interna, así como a todo lo
que dé cuenta de ella: o sea, razonamiento, capacidad de juicio, empatía
y discernimiento (funciones yoicas).
3) una angustia ante una aniquilación inminente: una sensación cor-
poral muy primitiva de fragilidad extrema, presente en grandes propor-
ciones en bebés y recién nacidos.
4) una relación prematura y precipitada de relaciones objetales: es
decir, en el primer contacto, una mente psicótica se confundirá abruma-
doramente entre lo que siente, piensa y es él y el otro, así como confundi-
rá al otro con otros. Por ejemplo, para ellos, el doctor o el analista no re-
presentarán o serán “como el papá” o “como el jefe”, sino que se dará una
confusión perceptual y ontológica grave. Esta teoría tiene la virtud de
explicar cómo funcionan las persecuciones paranoides del tipo “él es el
diablo y me viene a matar” o “él es el presidente y me quiere encarcelar”.
No es mi intención terminar con una enumeración confusa, sino concluir
a partir de lo descrito que lo que caracteriza primordialmente a la orga-
nización psicótica es, mediante la identificación proyectiva (la confusión
emocional y ontológica por partes de la que hablé), el mecanismo primi-
tivo mental en que se arrojan partes, normalmente hostiles, de uno mis-
mo en otro, de manera que después se sufre una persecución o paranoia
enloquecedoras, debido a las cuales uno mismo sufre un empobrecimien-
to en su emocionalidad y pensamiento yoico considerable. ▪
Ana Cristina Tamayo
Autarquía
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